Lo que pasó en Colombia

La evidencia nos empuja a creer que estamos pasando por una situación similar a la que vivió Colombia a mediados de los años noventa. Aquí la historia.
En 1995 Colombia estaba siendo brutalmente golpeada por el narcotráfico; los carteles tenían sitiada a la sociedad, penetrando todos sus estamentos institucionales. La política tenía dentro de sus filas a personajes que respondían a los carteles, las fuerzas del orden estaban contaminadas, la prensa, diversos sectores económicos, y no se escapaba la Justicia y la Legislatura.
Si bien Pablo Escobar había muerto en 1993, la situación de violencia no había cambiado mucho. Ciertos mandos de las fuerzas del orden estaban conscientes de que las estrategias y operativos estaban filtrándose a las organizaciones delictivas. La capacidad de contrainteligencia estaba en un muy mal momento. Por entonces, y con poco tiempo de haber sido nombrado líder del cuerpo policial estaba el General Rosso Serrano. La institución planteó un Programa de Transformación Cultural que se estructuró en 6 grandes componentes o programas: Plan de Transparencia, participación ciudadana para el cambio, potenciación del conocimiento, búsqueda de la vocación y talento policial, nueva cultura de trabajo y desarrollo gerencial. Además, según fuentes creíbles, Serrano acudió a solicitar ayuda a los británicos, y estos destinaron a un grupo del MI6 para que haga un diagnóstico de la realidad operacional y una propuesta concreta para mejorarla.
Los británicos empezaron su labor científicamente, utilizando un modelo de teoría de juegos donde eliminaban aleatoriamente del conocimiento de la información a ciertos mandos y observaban la ejecución y cumplimiento de los objetivos. Rápidamente fueron dándose cuenta de que había mandos contaminados en el más alto nivel, y a partir del trabajo de inteligencia con estos mandos, pudieron ir hacia abajo en la cadena, encontrando poco a poco la senda de las conexiones y enlaces con el crimen organizado.
Se empezó una depuración que representó la eliminación de 11,000 policías de diversos rangos (incluyendo generales), de un total de 80.000 miembros de la institución.
Decisión, firmeza y asumir los riesgos que todo cambio implica. Nadie dice que fue fácil, pero fue posible.