El estado que vive la nación requiere de una acción radical con el fin de corregir los despropósitos que se publicitan a diario en el convivir nacional.

No hay duda alguna que esta pandemia originada por el MISVIV-21 (Virus de la Miseria Viviente) que se ha apoderado de la mayoría de los actores políticos, está causando estragos severos y llevándonos a un estado de descomposición integral.

Los estamos escuchando que, con total desparpajo, dicen no estar conspirando y carecer de consignas de desestabilización, lo cual es falso de falsedad absoluta; son, con contadas excepciones, una sarta de engendros para quienes la Patria nada significa y que desde la etapa preelectoral hasta el momento de ocupar un curul, ya tienen decidido a quién combatir, torpedear y declararle una oposición frontal, irreflexiva o sectaria, con la finalidad de destruirlo a toda costa.

La reforma legislativa es urgente para tener en su mayoría, como en el pasado, diputados y senadores inteligentes, capaces y probos para dirigir y sobre todo para legislar, para lo cual se requiere una cierta madurez (no serán menores de 30 años), conocimientos (títulos universitarios o de carreras intermedias), honorabilidad probada, los mismos que deberán estar en número racional (máximo 96), repartidos en relación a la población de las provincias que representen y tener derecho a un solo asesor.

Mi abuela decía que lo primero es ser una persona culta; así evitaríamos a las cuasiacémilas escribiendo Laso y Ecuado.

La Ley de Partidos urge que sea reformada, ya que no podemos tolerar la existencia de partidos y movimientos que alternan con más de 200 similares que ansían ingresar para venderse al mejor postor. (¿Grupocracia?)

Hay políticos sin conciencia ni honor, que para lograr su propósito no tienen empacho en aliarse con el mismo demonio, y por otra parte contemplamos con horror la creación de una comisión espuria de la Asamblea para investigar intimidades y ‘papers’, fomentando el caos nacional.

Urge crear la Unidad de Cuidados Intensivos Política, para tratar a tantos necesitados sueltos.

Y sigo andando…