La subasta corporativa considera cantidades de medicamentos con base en la información enviada por las unidades operativas que conforman la RPIS del Ecuador, las cuales no tienen la más mínima idea de sus necesidades, tanto de medicamentos, como dispositivos o insumos en relación con el consumo real, y hacen pedidos y compras ‘al ojo’, que terminaron en verdaderos fracasos. La ley de compras públicas permite eso y otras barbaridades al indicar que son cantidades referenciales que pueden variar libremente.

Los participantes calificados deben enviar una oferta económica inicial, que debe ser menor al precio referencial establecido para el producto o servicio.

Aquí se inicia una serie de actos delictivos que entorpecen las negociaciones: en primer lugar, al Sercop solo le interesa el precio del medicamento y es así que permite concursar a productos que son una real ‘basura’, pero a buen precio, y me permitiré dar un ejemplo.

Un laboratorio ofrece una cápsula con tres años de vigencia de ampicilina trihididratada, micronizada, ultrapulverizada, elaborada con una materia prima de una pureza del 98 % y que tiene una vigencia de 4 años, a $ 0,90 la unidad; pero otro laboratorio oferta una cápsula con tres años de vigencia, solo trihidratada y elaborada con una materia prima de una pureza del 80 %, que solo tiene 18 meses de vigencia.

La primera surtirá efecto en quien la utilice durante los 3 años indicados; pero la segunda, transcurridos los 18 meses será puro excipiente y es así que se la podrá ofertar en $ 0,30, ante la ausencia de controles.

Durante la puja, cualquiera de los participantes puede enviar muchas ofertas, hasta ridículas, cuyos precios podrían ser incluso menores al de producción. “El que menor precio oferta, es declarado ganador”. Hay quienes participan con medicamentos a precios que no podrán cumplir y que entorpecen el proceso en el que participan sin tener siquiera registro sanitario.

Para la revisión de la documentación del ganador y para la adjudicación, el Sercop menciona que lo hará en una fecha estimada cuya duración nadie la conoce (¿?).

Y sigo andando…