La prueba de que las monarquías divinas no funcionan fue, para sus detractores, la revolución francesa.

La prueba de que el comunismo no funciona es, para sus detractores, obviamente, la caída del muro de Berlín.

La prueba de que el capitalismo no funciona es, para sus detractores, a veces la polarización, otras la inequidad, otras la inestabilidad y la crisis de representatividad de las democracias capitalistas modernas.

Pero 100 o 200 o 500 años de un sistema de pensamiento político no son nada en la gran perspectiva histórica. Al menos es a la conclusión a la que llego cuando voy terminando la Historia de la Filosofía de Grayling.

Lenín Moreno era un héroe para los anticorreístas hasta hace pocas semanas. Ahora que saltan a la palestra presuntos actos de corrupción, puestos en duda todos los ex presidentes incluido el actual, solo queda apostar a la perspectiva histórica, larga y ponderada, para disipar dudas sobre quién y cuáles acciones fueron realmente determinantes en el devenir de nuestro pueblo. Nuestra capacidad de llegar a conclusiones sobre Moreno, sobre Correa, sobre Lasso, sobre Nebot o incluso sobre Palacios o Lucio o Bucaram o Durán Ballén, es limitada. La mente recuerda solo el clímax y el cierre de cada episodio, y a su vez uno a uno los citados líderes se han encargado de desdibujar los momentos cúspide y el legado de sus predecesores. Y nuestra memoria de pescado no ayuda.

¿Qué pasa en la cabeza del Presidente Lasso en este momento sobre el legado de su mandato? Solo él lo sabe.

Sus palabras, el jueves, fueron usadas para defender su reputación de un asesinato, que es algo más que obvio. Desde siempre las estrategias políticas más agresivas, como la correísta, han usado esa herramienta para deslegitimar a sus adversarios. Pero ¿qué dijo Lasso, además de la denuncia, que pueda calar como un clímax o un cierre de su episodio presidencial, al defenderse del asesinato? Insistió varias veces en su recta intención. Considero que eso si lo puede probar. ¿Pero bastará aquello para el juicio político? Supongo que eso está por venir.