No se requiere tener un doctorado en economía para conocer las causas, solo se necesita leer las noticias ecuatorianas durante una semana. Así se comprende por qué Ecuador anda muy mal. 

Nos enteramos del pésimo e irresponsable manejo de los dineros públicos. Cada semana algo nuevo evidencia la incapacidad de administración en las instituciones del Estado ecuatoriano. 

En estos días los televidentes se enteran de las decenas de millones de dólares que están enterrados en proyectos del IESS por quedar abandonados. La semana anterior fue el escándalo del pésimo manejo de medicina de los hospitales del IESS, acompañado por la noticia de los robos en las bodegas, faltante de medicina oncológica y equipos dañados. 

Señor presidente Lenín Moreno, le recomiendo hacer lo que hizo el Ing. León Febres-Cordero cuando asumió la Alcaldía; él solicitó al sector privado enviar a sus gerentes para que, temporalmente, prestaran sus servicios, no más de tres meses, con el objeto de modernizar en aquella época dicha alcaldía. Si es aceptado, no hay duda del patriotismo empresarial; debería ponérselos en las principales instituciones públicas. También recurra a gerentes jubilados de las grandes empresas, para hacer un voluntariado y salvar al país.

Ecuador debe disminuir la pobreza, mejorar la salud, tener educación de primera y elevar el nivel de cultura para que el pueblo elija a los mejores candidatos. Con una administración pública tan irresponsablemente ineficiente y corrupta no lo logrará. El sector público se encuentra en estado de descomposición moral, como nunca antes, guardando las excepciones de rigor. 

Hay que hacer algo para levantar los valores y la dignidad del ecuatoriano. Da la impresión de que nuestro país es incompetente y corrupto, por decir lo menos. Del centenar de indicadores que existen para evaluar a los países, en el único que lideramos es en corrupción. 

Hay países que enseñan administración pública. Princeton University fue pionera. Japón tiene algunas y gradúan a futuros servidores públicos capaces y éticos. Las carreras de administración pública deben mejorar.