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Gaitán Villavicencio | Votar informados y razonadamente

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Finalmente, la aprobación o rechazo de un referéndum-consulta no debe darse en función de un régimen

Hoy día estamos siendo convocados los ciudadanos, obligatoriamente, por el Gobierno Nacional para, que sobre un total de 11 temas, en un acto de democracia directa, opinemos sobre cinco preguntas de referéndum y seis de consulta. Este ejercicio democrático debería estar basado en información objetiva, sistemática y real sobre cada temática, para que el ciudadano decida de forma razonada y libérrima. Lamentablemente, ciertas limitaciones concretas existentes en nuestro contexto nacional han impedido que se pueda desplegar plenamente este aporte colectivo, como la crisis del sistema de partidos, la debilidad de las organizaciones sociales y/o vacíos del Código de la Democracia, entre otros factores, incidiendo en la escasa proliferación de espacios de diálogo y de reflexión social en el país, que se ha intentado superar a través de una consignita, pero aluvional publicidad.

Luigi Ferrajoli, en su obra La construcción de la democracia, señala: “La democracia no es solo una construcción jurídica, sino sobre todo una construcción social y política, dependiente de presupuestos extrajurídicos que el derecho puede promover o desalentar” (…). Y agrega: “En esta construcción son elementos indispensables la participación ciudadana, la formación de su sentido cívico, la maduración de una opinión pública que tome en serio el nexo entre paz, democracia, igualdad y derechos fundamentales y el desarrollo…”.

Exhortamos a los ciudadanos a opinar sobre las preguntas que convengan realmente al país y que no beneficien solo a las élites, y que se sintonicen con los objetivos nacionales. Las respuestas deben apuntar a fortalecer a la institucionalidad del Estado, tan venida a menos por la corrupción, narcodelincuencia, impunidad, imposiciones de algunas agencias multilaterales o por equivocadas y expoliadoras políticas económicas, y para asegurar el bienestar de la sociedad, afectada por múltiples crisis.

Finalmente, la aprobación o rechazo de un referéndum-consulta no debe darse en función de un régimen sino para el fortalecimiento de la democracia participativa, del Estado constitucional y democrático, y para impedir cualquier tentación autoritaria.