Fue un burdo y desvergonzado intento quererle ver la cara de tontos a sus votantes. Ahora esos asambleístas se esconden en el silencio o bajo el maquillaje de sus ambiguas posturas que solo los embarra más. Pasemos lista: Vicente Taiano y su alterna Emma Basantes (PSC); Roberto Cerda y su alterna Mayte Heredia (PSC); María Fernanda Araujo (ADN), Roberto Jaramillo (Gente Buena), Carlos Rodríguez (Democracia Sí), José Agualsaca (RC), Henry Bósquez (RC), Sixto Parra (RC), Viviana Veloz (RC) y Fernando Cedeño (RC). No hay que olvidar estos nombres al regresar a las urnas en las elecciones del 2025. Fueron ellos, o a través de sus alternas, quienes aprobaron en la Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional el informe para segundo debate de las reformas al Código Integral Penal en las que colaron cambios a favor de sus líderes políticos o de los intereses de sus partidos.

La buena noticia es que no nos dejamos ver la cara. La opinión pública pesa y logró desmontar este grosero episodio del ‘pacto de la gobernabilidad’. Se impuso ante el vulgar intento de abrirle la puerta al retorno del prófugo en Bélgica, a los campaneros del crimen organizado y a los intereses de quienes se desvelan rezando a todos los santos por el archivo de algunas causas.

¿Por qué no son transparentes? ¿Este es el precio de la gobernabilidad? ¿Por qué no develan el clarísimo pacto bajo la mesa entre correísmo, socialcristianos y el oficialismo? ¿Será que es tan asqueroso que es imposible mencionarlo incluso para sus gestores? Ninguno de los asambleístas que votaron a favor del informe es capaz de responder a estas preguntas sin ensuciarse y hundirse más en el fango.

En algún momento llegará la hora de la votación. Sea que modifiquen los artículos polémicos, los eliminen o que dividan la votación entre lo bueno y lo que oculta intereses partidistas y particulares, ya quedaron expuestos ante los ciudadanos. El ‘pacto de la gobernabilidad’ quedó desnudo. Hay que estar atentos. No será el último intento de manosear la ley a favor de unos cuantos y no de toda la sociedad.