Manabí, potencial gastroturístico del Ecuador

Hay que posicionar al país en el mapa mundial gastronómico, promoviendo la igualdad, inclusión y sostenibilidad de alimentos

La experiencia gastronómica además de posicionar una marca o destino debe convertirse en factor diferenciador para atraer turistas, promoviendo la identidad cultural y tradiciones de una localidad o región. El turismo gastronómico debe ser el motor impulsor para promover la reducción de desperdicios de alimentos, racionalizar su uso como forma de apoyar la seguridad alimentaria, contribuir a un comercio justo, consumo responsable y valoración de los productos cultivados en la región en el marco de la sostenibilidad, para preservar el patrimonio gastronómico. La cocina tradicional de Manabí es una manifestación cultural con muchos conocimientos ancestrales, trasmitida de generación en generación que ha fortalecido su identidad, prácticas tradicionales, sentido de pertenencia y desarrollo local; es muy conocida por su sazón y variedad de productos empleados en la elaboración de recetas. En 2018 la Red de Ciudades Creativas de la Unesco reconoció a Portoviejo como Capital Gastronómica de Ecuador. Desde agosto de 2020 el Ministerio de Cultura y Patrimonio y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural designaron y certificaron “a la comida manabita como patrimonio cultural inmaterial de Ecuador” basados en principios de ‘slow food’. Hay que posicionar al país en el mapa mundial gastronómico, promoviendo la igualdad, inclusión, sostenibilidad de alimentos, pero sobre todo garantizando la identidad gastronómica, la calidad y un valor agregado para que el público local e internacional se conecten con la esencia que caracteriza nuestro territorio. No solo nos enfoquemos en platos típicos; que cada producto sea un motivo de inspiración a nuevas ofertas culinarias.

Vicente Mera Molina