El comunicador social es quien orienta, interpreta, entretiene y emite, con libertad, principios éticos, a su criterio, basado en las fuentes y análisis profundo. Es el vínculo entre el quehacer periodístico y la sociedad, y el derecho que tienen las personas de recibir información oportuna sobre temas de actualidad e interés público que le sirvan para tomar decisiones para una mejor proyección futura. Es vital para sostener la libertad y la democracia, que la ciudadanía reconozca y confíe en que el valor de los medios independientes los defienda. El 3 de mayo se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, cuyo objetivo es defender a los medios de comunicación de los ataques contra su independencia y rendir homenaje a los periodistas que arriesgan su vida en su quehacer profesional. En muchos países se irrespeta al comunicador y hasta pagan con sus vidas, como en Venezuela, México, Cuba, Nicaragua, entre otros. Ecuador no se salva. Desde 2013 hay una ley mordaza, tal es el caso de Emilio Palacio y los directivos de El Universo, ley que después reformó Lenín Moreno, eliminando la Superintendencia de comunicación. Los fundamentos de la libertad de prensa están ligados a la libertad de expresión, derecho fundamental de los seres humanos. En los 18 días de paro más de cien agresiones se dieron contra comunicadores, en forma violenta, a su integridad física, psicológica, con intimidaciones, y han quedado registradas y expuestas. No hay garantías en su labor por la impunidad de que gozan quienes promueven discursos estigmatizantes contra la prensa. La dirigencia indígena debe permitir que la opinión publica siga con atención sus acciones. Los comunicadores están para informar los hechos diarios. A uno de los motores del periodismo, don Galo Martínez Merchán, fundador y director de diarios Expreso y Extra, lo recordaremos por su vocación en defensa de la libertad de expresión y servicio a la comunidad, de calidad y verticalidad moral; que sea el legado para su familia y el país. Paz en su tumba.

Robespierre Rivas R.