Toda persona al margen de su capacidad o discapacidad debe amar y respetar, y jamás estigmatizar a los demás. Los seres humano deberíamos humanizarnos y sensibilizarnos reflejando nobleza, convirtiéndonos así en respetables y teniendo en cuenta que el respeto a los otros se inicia con un autorrespeto, que propende a un respeto común. Pues es muy fácil subestimar, infravalorar, desconsiderar y desconocer. Cuando calumniamos, injuriamos, ofendemos y agredimos quedamos como humanoides y deshumanizados. ¿Cómo podemos sentirnos humanos si atentamos de manera insolente contra otra persona?

Eduardo Jiménez Macías