Cartas de lectores

Ecuador, un lindo país para delinquir

Nuestra sociedad está cayendo en la depredación de las organizaciones delictivas

¿Desde cuándo Ecuador es un lindo país para delinquir? Es una pregunta que me hago cada día. Siento temor de vivir en este país y sobre todo en Guayaquil, en donde los ciudadanos somos los que estamos encerrados en nuestras casas, cuando la lógica y el sentido común nos invitarían a pensar lo contrario, es decir que los malos sean los que están encerrados, ¿verdad?

Pues la realidad es distinta y lo peor es que estamos en manos de los delincuentes, pues ellos se han convertido en nuestros mandantes. Y es que precisamente el Ecuador carece de ‘autoridades’, puesto que por un lado el presidente de la República vive en el ‘país de las maravillas’. Su gestión es muy cuestionada por la opinión pública y por otros poderes. Por otro lado, está la Asamblea Nacional, más preocupada en destituir al presidente electo que en legislar con mayor rigor en contra de la delincuencia.

En ambos frentes existe una guerra de ideas y posiciones políticas, dejando vulnerable lo que realmente importa: el país, que se sume en la pobreza, la inseguridad, el desempleo, todos estos fenómenos sociales acompañados con la tragedia del sismo en Machala y el aluvión en Alausí, que expone más al Ecuador a la miseria extrema, sin valores, respeto ni seguridad.

Necesitamos una política criminal ejemplar que reduzca y acabe con los picos altos de la delincuencia; que exista unión política por el interés nacional entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial si es que se quiere acabar con esto. No es posible que nuestros hijos se diviertan en el parque improvisado en la sala de tu casa, o que jueguen con sus amigos invisibles por el temor a salir; o que puedan ver televisión con noticieros que muestran a un ciudadano con un chaleco lleno de dinamita, y que ellos crezcan pensando que esto es normal.

Nuestra sociedad está cayendo en la depredación de las organizaciones delictivas, llevándonos a pensar que mientras exista esta dicotomía y pugna de poderes, para el crimen organizado el Ecuador es un lindo país para delinquir.

Juan Carlos Pérez Cepeda