Sin visión de modernidad arquitectónica para la capital las autoridades pretenden maquillar al vetusto y derruido estadio olímpico. Estudios técnicos ya recomendaron por varias ocasiones su derrocamiento por el alto deterioro de sus instalaciones, pero se sigue insistiendo en un remozamiento y mano de gato para supuestamente no interrumpir las actividades deportivas. 

¿Se trata realmente de defender a un ícono patrimonial de la ciudad o defienden más bien los jugosos ingresos económicos que generan los grandes eventos de la amplia gama de artistas que llegan a engordar las arcas de la Concentración Deportiva y sus socios, supuestos depositarios de la propiedad del estadio? 

El sitio genera todo tipo de caos vehicular, bulla, basura, libadores y el sufrimiento de sus vecinos. Una Alcaldía visionaria y modernista debería pensar preferentemente en un nuevo complejo deportivo y arena de espectáculos en la explanada abandonada del Parque Bicentenario, proyecto que podría realizarse bajo la figura de alianza público-privada, como fue el lema de campaña del actual alcalde.

Efraín Bernal Gómez