Hasta la fecha no hemos tenido un verdadero estadista como presidente. Como dictadores podríamos quizá rescatar a García Moreno y a Alfaro; el resto es como para que sus fotos en Carondelet se exhiban en un museo del horror. Ecuador ha salido adelante gracias a golpes de fortuna del destino, como el ‘boom’ cacaotero, bananero, camaronero y petrolero. 

Y con cada ‘boom’, los más beneficiados han sido los gobernantes de turno y sus secuaces, quienes han salido con gigantescas haciendas, muchos bienes raíces y materiales, grandes cuentas bancarias (que ahora ocultan en el exterior); es fácil confirmar lo que escribo si comparamos su estándar de vida antes y después del gobierno (solo un ciego ideológico no lo ve). 

Cuando han existido crisis, los gobiernos siempre le han metido la mano al sector social, que cumple todas sus obligaciones, respetuoso de la ley y el orden, y no intentan corregir las distorsiones de la economía, como la evasión fiscal, el abultado aparato estatal (incluido el servicio exterior) y la cada vez más gigante corrupción estatal. 

¿Qué hizo Correa tras el ‘boom’ petrolero? Tuvo ‘oportunidad’ de conseguir dinero de préstamos exteriores y dejarnos la más abultada deuda pública de la historia (incluyendo la venta anticipada de petróleo); Lasso golpeó a la clase media minimizando el monto deducible del IR. Ahora Noboa incrementa el IVA. Cuando llegan al poder no les interesa corregir las distorsiones porque esa es su fuente de alimento para su futuro patrimonio. Urgente necesitamos un Reagan o una Thatcher.

David Ernesto Ricaurte Vélez