La decisión de aceptar la eutanasia conlleva nuevos aprendizajes para las instituciones de salud, los médicos y las personas particulares. Debemos tener claros nuevos conceptos y sus alcances como: enfermedad crónica vs. enfermedad terminal, encarnizamiento terapéutico, autonomía de la voluntad, directrices avanzadas vs. testamento vital, métodos de aplicación de la eutanasia, entre otros.

Debemos dar valor jurídico a las directrices avanzadas y a los testamentos vitales para utilizar estos documentos como respaldo a nuestras decisiones o de las personas a quienes representaremos. Esto hará que las relaciones familiares frente al enfermo y la atención médica sean más fáciles en la toma de decisiones sobre la atención de salud y la aplicación de la eutanasia.

Las casas de salud deberán incluir dentro de sus documentos la voluntad del paciente, respetando a su vez el derecho del médico que no acepte aplicar la eutanasia por su derecho de objeción de conciencia. Y sobre todo, las personas particulares debemos aprender a tomar decisiones sobre nuestra propia posición frente al proceso de la muerte y hablar con la familia, médicos e instituciones de salud. Es un acto de responsabilidad con uno mismo y con terceros. 

Susana Cárdenas Miño