Delhi, 2007. Balram Halwai (Adarsh Gourav) es un muchacho pobre nacido en un pueblucho de la India. Anheloso y astuto ingresa como chofer particular de la pareja formada por Ashok (Rajkummar Rao) y la controversial Pinky (Priyanka Chopra Jonas).

Años más tarde, la visita de un Ministro de la China a Bangalore hace que Halwai le escriba una carta describiendo su experiencia como chofer y sirviente de aquella rica familia, hasta que llega a convertirse en millonario propietario de una empresa de taxis que opera en esa ciudad y, según expone en su comunicación, busca aumentar sus negocios a través de China y dejar en claro su conducta, las contradicciones y complicaciones de los estratos de la sociedad India.

En su email, Balram afirma: “Hay 36 millones de dioses en nuestro país y cuatro pies divinos. El empresario (indio) es ético, y deshonesto, suspicaz y crédulo, taimado y sincero”. Bajo ese formato va surgiendo la historia que nace en un mundo de pobreza, en cuya familia es la abuela Kusum (Kamlesh Gill) la figura dominante, mujer que exige el dinero ganado por sus descendientes y planifica el destino de su linaje.

Con la trama bien sentada, desde el principio, 'Tigre blanco' es un filme lleno de humor negro, sátira a la sociedad de cualquier país, exposición de las castas sociales, la cruel arrogancia de quienes tienen excesivo dinero y, sobre todo, análisis del alma y principios del ser humano.

Balram es, originalmente, una buena persona, pero el ambiente, el comportamiento patronal van cambiando su visión de la vida y sus ambiciones llegan a no tener límites.

Como tal Adarsh Gourav es suma de perfección. Gravita en su rol bajo absoluto autocontrol, especialmente en sus momentos de reflexión y crueles decisiones.

Priyanka Chopra Jonas, también productora del filme y una de las actrices más populares de la India, refleja a la mujer emancipada, la que jamás acepta el borreguismo pero que, llegado el momento, también cae en la patraña de la vida. Kamlesh Gill en el rol de la abuela es genial: sus malhadados designios la benefician, pero su familia es un mundo de insatisfacciones.

Las imágenes correspondientes a Nueva Delhi muestran un mundo diferente al que el espectador pueda tener en su memoria. Arquitectónicamente bella, de grandes edificios y monumentos y si a esto se agrega el exotismo de la India, estamos frente a un gigantesco mural lleno de luces y colores.

La dirección de Ramin Bahrani es chispeante y, además, pasa de la comedia al humor negro y de este a la tragedia sin que el espectador encuentre fallas en la transición.

Vea, a través de Netflix, este film original, entretenido, suspicaz y lleno de mensajes sociales, con especial cuidado a la politiquería, especialmente cuando surge el personaje al que llaman la Gran Socialista.

• Calificación: * * * * *