Cuando la confianza se pierde es difícil recuperarla. Tras las polémicas declaraciones que Harry y Meghan Markle han hecho en varias ocasiones de la familia real británica, es normal que Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra no crean en ellos y no les hayan informado previamente sobre la enfermedad (cáncer) de la princesa de Gales ni el motivo de su ausencia desde enero.

Lo sabían los Middleton, tanto los padres como los hermanos de ella, y por supuesto los reyes Carlos y Camilla. El núcleo fuerte de los príncipes que ha permanecido a su lado desde que se conociese el diagnóstico. Ni rastro de los duques de Sussex.

La sorpresa debió ser grande para Harry y Meghan. No solo por la enfermedad, sino también por saberse fuera de la Casa Real incluso en un asunto tan delicado como este. Kate y Meghan pusieron un cordón sanitario a la pareja que vive en Estados Unidos por temor a que filtrasen la noticia a la prensa.

Queda claro que la confianza se encuentra completamente anulada. Las muchas entrevistas en contra de sus familiares que han dado los duques de Sussex en Estados Unidos han terminado por pasarles factura.

Cuando se conoció la enfermedad del rey Carlos, Harry voló a Londres para verlo. Entonces Guillermo rehusó encontrarse con él.

Coincidiendo con la grabación del comunicado que se emitió el pasado viernes para dar a conocer la dolencia de Kate, los príncipes de Gales tomaron otra decisión. En la web oficial de la Familia Real británica, Harry y Meghan fueron degradados en la escala y pasaron a no formar parte de los miembros con obligaciones institucionales.

Fue un movimiento muy bien pensado desde el palacio de Kesington. Con esta medida quedó claro que ellos no asumirán labores de representación. Serán la reina Camilla y el príncipe Guillermo los que llevarán el peso de los actos en los próximos meses. No hay espacio para Meghan ni Harry.

Aunque la familia de Kate Middleton siempre intenta mantenerse en un segundo plano y en estas dos décadas que los príncipes de Gales llevan juntos apenas han hecho ruido, en estos momentos les resulta inevitable protagonizar titulares. La prensa británica menciona tanto a Carole y Michael, los padres de Kate, como a James y Pippa, sus hermanos. Los comentarios se han centrado en cómo es la relación entre las hermanas.

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Se ha recordado su pasión por el deporte que tanto les ha unido desde niñas, el tiempo en el que vivieron juntas en su juventud en un apartamento de Chelsea en el que crearon recuerdos inolvidables o el apoyo que fueron la una para la otra durante sus estudios. Un apoyo que fue mayor cuando se supo del noviazgo de Kate con el príncipe Guillermo. Pippa apoyó este compromiso desde el primer momento.

También se recuerda que ella se convirtió en protagonista en la boda de su hermana. La complicidad que mostró con el príncipe Harry dio la vuelta al mundo e incluso se llegó a pensar que aprovecharía para sacar partido a su popularidad.

Pippa vive en una lujosa finca ubicada en Berkshire. Un lugar en el que Kate también podría encontrar un buen refugio en el que desconectar en estos duros momentos.

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