Este mes que recién empieza, promete ser muy revelador y para quienes no tienen Netflix, el canal de cable Investigation Discovery anuncia el controversial documental de Jeffrey Epstein, el pedófilo acusado de explotación sexual de menores que se codeaba con conocidos personajes públicos del mundo de la política, la farándula e inclusive, la realeza.

Un nuevo capítulo se sumó a esta trama que está igual de sórdida que los casos de corrupción que cada día se destapan en Ecuador.

El FBI detuvo en New Hampshire a Ghislaine Maxwell, la amiga y colaboradora de Epstein, quien se suicidó en prisión en 2019. Maxwell, de 58 años, está acusada de colaborar en la trama de abusos y tráfico sexual con jóvenes y niñas atribuida a este millonario neoyorquino bien conectado con la crema y nata de Estados Unidos e Inglaterra, y que contó entre sus conocidos con Donald Trump, el príncipe Andrés y Bill Clinton.

La señora en cuestión no es ninguna hija de vecino. Hablamos de que su padre es el magnate británico de los medios de comunicación Robert Maxwell, sin embargo, tomó el camino equivocado y hoy es señalada como la madame del millonario y sus amigos, la persona que se encargaba de reclutar, arreglar y explotar a las chicas en las mansiones de Florida y la Gran Manzana, entre otras. Según algunas denuncias, ella buscaba a muchachas en dificultades financieras y les prometía ayuda para su educación y sus carreras profesionales.

En los documentos presentados a la corte de Nueva York hace un año, los exempleados explicaron que Maxwell era la encargada de organizar las fiestas y las reuniones y manejar toda la logística. En un artículo publicado en Vanity Fair en 2003, Jeffrey Epstein llegó a referirse a ella como “su mejor amiga”.