María Espinoza es la segunda generación de mantener la tradición de elaborar bocadillos con harina de maíz. La mujer de 93 años de edad aprendió de su madre y al morir, fue ella quien continúo con el negocio de elaborar las pequeñas tortillas que solo se disuelven al tener contacto con la boca.

Hasta hace 10 años estos bocadillos todavía se los encontraba en varios lugares en la ciudad, pero con el tiempo apenas son dos familias que las elaboran, pero de la manera tradicional: en horno de leña, rellenas de queso y acompañadas con chocho.

María lamenta que en su familia ninguno de sus cinco hijos quiera continuar con la tradición. Ella atiende en el jardín de su casa, donde adaptó el pequeño negocio. Desde las 15:00 de miércoles a lunes se puede encontrar las pequeñas tortillas en la avenida Las Américas y Panamá en el sector de Ingahurco en Ambato.

Herminia Chávez quien ya llegó al siglo de vida, mencionó que hace más de 50 años aprendió a elaborar las tortillas de parte de su mamá y ahora su hija sigue la tradición.

El negocio lo tienen en las calles Darquea y Eloy Alfaro, centro de Ambato. Elizabeth Núñez, una de las clientes, aseguró que cuando era niña siempre la llevaba su mamá a degustar de las tortillas en fogón de leña y en tiestos de barro.

“Es muy penoso que ya queden pocas personas que aún elaboran estas delicias. Incluso ya ni en el campo se las encuentran”, aseguró Núñez.

En las calles Constantino Fernández y Colón es otro de los sitios donde se puede degustar de las tortillas de maíz. En este lugar las tres hermanas Ríos-Albán, conservan el legado de su madre.

La menor de las hermanas tiene 76 años de edad. Entre las tres se turnan para preparar los bocadillos que lo ofertan todas las tardes, desde su antigua casa construida en piedra, herencia de sus padres.