John Woo (Misión Imposible 2), director especializado en películas de acción; donde la violencia, el thriller, la policía y los gánster forman su mundo. Ahora está, luego de 20 años de ausencia, nuevamente en Hollywood para ofrecer Venganza silenciosa y como lo hace siempre, le añade mensajes que hablan del honor, de la amistad, pero sin olvidar las situaciones conmovedoras que deben experimentar sus protagonistas, así como el uso de la cámara lenta.

La primera paradoja que presenta el filme es haberla titulado, en inglés, Silent Night (Noche de Paz), villancico austriaco de 1816 que aún se canta, pues se trata de una melodía que ha sido declarada Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, allá por el 2011. Woo utiliza el título porque la historia comienza en esa celebración, lo cual hace irrisorio presentarla como largometraje navideño. Mejor la hubiera llamado Noches de venganza.

Interesante el hecho de haber dejado sin habla al antihéroe, pues Godluck no vuelve a tener voz, pues la herida afectó sus cuerdas vocales. Esto hace que Woo utilice las cámaras para que sean las imágenes las que den voz a la historia. Y esa cámara parece tener vida propia y escoge el momento para ser lenta. Pasado ese instante, mezcla las imágenes con la música y las secuencias hablan. Así, ningún espectador extraña los diálogos que, además, no son tan necesarios en esta clase de películas, de las que Woo es el maestro.

Hablar de actuaciones sería forzoso, pero aquí va algo: Kinnaman es John Wick y Liam Neeson. Catalina Sandino Moreno pasa desapercibida y a los demás no hay cómo juzgarlos porque son esa clase de actores que aparecen de cuando en cuando en un filme popular y luego vuelven a desaparecer, ya que no tienen la fuerza publicitaria que los grandes estudios deparaban a sus estrellas. Ahora hay muy pocas, han sido absorbidos por los personajes que desempeñan en películas de Marvel y sus etcéteras.

A fin de cuentas, esta Venganza silenciosa no es una de las mejores cintas que él haya dirigido, recomendable solo para quienes disfrutan de ellas que, en este caso, deja ver su bajo presupuesto y de no estar John Woo hubiera ido, directamente, a ser comprada en un almacén de DVD.

Y como a todo le llega un final, cierro el escrito con una oración publicada en la prensa del espectáculo estadounidense: “La violencia estilizada es un lenguaje en sí mismo, y solo se necesita un puñado de montajes de entrenamientos muy largos para hablarlo con fluidez”.

Se refiere a la escena en que el antihéroe practica el arte de disparar un arma de fuego para matar al buscado.

EL ARGUMENTO

Un padre atormentado, Brian Godluck (Joel Kinnaman), es testigo de la muerte de su pequeño hijo al quedar atrapado en el fuego causado por una pandilla mexicana en la víspera de Navidad.

Mientras se recupera de una herida que le ha costado la voz, él hace de la venganza la misión de su vida y se embarca en un régimen de entrenamiento para castigar y vengar la muerte de su hijo.

Su mujer, Saya (Catalina Sandino), trata de olvidar la tragedia, no sin antes encontrar en el camino al detective Dennis Vassell (Kid Cudi) y Playa (Harold Torres).

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