Rótulos
Rótulos publicitarios ocupan gran parte de la vereda.MIGUEL CANALES / EXPRESO

Rótulos publicitarios obstruyen el espacio público del peatón

En muchas veredas hay hasta dos. Cada uno ocupa al menos metro y medio de ancho. Tras una alianza con el Municipio, una empresa francesa los instala.

Está en el filo de la vereda, cerca de un paradero de buses ubicado en la avenida Víctor Emilio Estrada, de la ciudadela Urdesa. Joaquín Murillo extiende su cabeza hacia la calle y parece que se va a caer entre los autos. No puede ver con libertad si a lo lejos se aproxima el carro que espera. Hay una valla publicitaria de un poco más de 2 metros de alto y 1,5 metros de ancho, instalada a mitad de la acera, que se lo impide.

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Otros pasajeros, en cambio, optan por bajar a la calzada, pese al riesgo que eso representa.

No es un caso aislado. Decenas de estos rótulos han sido colocados en diversasavenidas de la urbe. Entre ellas, la Francisco de Orellana, Esmeraldas, Luque, Tungurahua, Rodolfo Baquerizo, Antonio Parra Velasco, de las Américas, Tanca Marengo...

En una ciudad cuyas aceras, como ha publicado EXPRESO, presentan ya de por sí múltiples problemas al peatón porque algunas son estrechas, irregulares o carecen de rampas adecuadas, estos anuncios instalados en pleno espacio público constituyen un obstáculo adicional.

Ciudadanos consultados coinciden en que las vallas obstruyen o reducen la vía pública. Hay casos de cuadras donde hay más de uno de esos rótulos. Por ejemplo, entre Quisquís y José Mascote; en 9 de Octubre y Tungurahua; en Ballén y Carchi.

“Cuando salimos con mis compañeros en grupo, tenemos que hacer fila para pasar por los espacios que quedan a los costados de esas publicidades”, cuenta José Vera, estudiante de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, quien transita por la Víctor Emilio Estrada.

Otros señalan que la ubicación de ciertos anuncios adosados a las paredes permite que personas sin cultura los conviertan en urinarios. Uno de ellos está en las calles Ballén y Tulcán, en el centro de Guayaquil.

Los rótulos los instaló la empresa francesa de publicidad JCDecaux, que ganó en 2017 la licitación para colocar mobiliario urbano en la urbe. Y desde entonces tiene el contrato exclusivo para el diseño, concepción, instalación, gestión, mantenimiento y operación publicitaria de 126 paraderos, 131 puntos de paradas y 131 mobiliarios urbanos para la información.

El permiso para que ubique los rótulos se lo concedió el Municipio de Guayaquil.

El urbanista David Hidalgo coincide con la ciudadanía. “Esa lógica de que el espacio público en Guayaquil debe someterse al consumismo y al mercado para el beneficio de unos pocos, reduce espacio y estorba a los guayaquileños que quieren caminar libre y cómodamente por las aceras”, opina.

A su criterio, esas vallas publicitarias no modernizan a Guayaquil. “Una urbe moderna es tener sobre las aceras más árboles productores de sombra; mobiliario urbano para sentarse; arte urbano para apreciar; contenedores de basura que den un aspecto de ciudad limpia; además de una correcta disposición y ubicación de postes para la iluminación nocturna”, detalla.

Añade que hay otras formas de colocar anuncios sin que se afecte la vía. Como vallas en altura, en estaciones y paraderos de transporte público, sobre edificios, sobre paredes, etc.

Brick Reyes, urbanista con una maestría en Impactos Ambientales, concuerda con Hidalgo. Pero considera que sí se pueden instalar, siempre y cuando las veredas sean muy amplias y no obstruyan el camino.

“Estas deben tener una ubicación técnica, funcional y normativa. El Municipio debe tener tino al momento de autorizar esas instalaciones, porque primero está el peatón”.

Otro efecto es la contaminación visual que genera el ‘bombardeo’ de propaganda. Es ahí, sostiene, cuando el espacio urbano pierde calidad y los anuncios ocasionan problemas.

“Un conductor, en una vía, buscando un letrero que le diga que a 200 metros está el acceso que lo lleva al puerto marítimo, por buscar en tantos letreros se termina confundiendo y hasta ignorando lo que no encuentra”.

EXPRESO consultó a Efraín Baquerizo, director municipal de Uso del Espacio y Vía Pública, sobre las bases o justificativos con que el Municipio de Guayaquil concedió esos permisos. El funcionario no respondió esa interrogante y se limitó a decir que las instalaciones se realizaron luego de una alianza estratégica entre la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), la empresa francesa y el cabildo, pero que en dicho acuerdo no participó su dirección.

“Con quien deben conversar es con la ATM, ellos están al tanto”, apuntó sin precisar cuál es el beneficio de la alianza para la ciudadanía. En esa entidad, en cambio, hasta el cierre de esta edición no hubo respuestas a las consultas de este Diario.

No hubo respuesta desde el lunes.

Luego de la breve respuesta telefónica de Efraín Baquerizo, EXPRESO envió al Municipio un conjunto de preguntas sobre la justificación de los permisos para ocupar la vía pública con rótulos publicitarios y cuál es el beneficio de ello para los ciudadanos. No hubo respuesta. Y a la ATM, a través de su director de Comunicaciones, le preguntó cuántas vallas se han ubicado, el destino de los fondos obtenidos y si prevén colocar más. Indicó que coordinará una entrevista con el vocero.