Al caminar por las calles céntricas de Posorja, que ayer cumplió 128 años de parroquialización, da la impresión de que todo está bien y que no falta nada. Sin embargo, más allá del casco comercial, en los barrios se quejan del olvido de la obra pública municipal.

“Lo poco que ha hecho la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, está en el centro, porque por acá solo hay polvo y aguas negras en las calles de tierra por falta de alcantarillado”, señala Rafael Tircio, que vive en el barrio San Jacinto.

El sitio forma parte de la cuenca baja de Posorja, cuyos barrios no tienen alcantarillado y sus calles en el invierno son lodazales, lo que causa problemas a los estudiantes que van a los colegios. “En Posorja somos 72 barrios y más de la mitad no tenemos obra pública”, cuestiona Julia Narváez , habitante del barrio Colina de los Ceibos, cuyas vías, además de ser aún de tierra, están llenas de basura y maleza.

Alexandra Ayala, comisionada de Obras Públicas del GAD parroquial, menciona que ellos han cumplido con lo que está dentro de su competencia, como arreglos y construcción de parques, obras sociales y otras que les corresponde realiza; pero aclara que es el Municipio de Guayaquil el ente al que le corresponde hacer obras de envergadura. “Ya se han enviado comunicaciones a la Alcaldía, pidiendo alcantarillado, asfaltado para los barrios, la poza turística, el muelle artesanal, un centro de acopio, pero todavía no vemos nada”, reclama la funcionaria. No hay coordinación entre el GAD parroquial y el Municipio, lamentó.