Pese a ser una infracción, nadie los sanciona. Los lavadores de carros informales continúan asentados en las veredas de varias zonas de Guayaquil. Ellos obstaculizan el espacio público y originan daños en las vías.

Paola Andrade, quien habita desde hace 25 años en la ciudadela Las Acacias, dice que el exceso de agua que utilizan los lavacarros, ubicados a lo largo de la avenida José de la Cuadra, desde Los Ríos hasta la 25 de Julio, deteriora el asfalto y origina baches en las calle.

“El agua se queda empozada y forma grieta y luego agujeros en la calzada”, señala la mujer.

Mientras que Carlos Aguayo, de 60 años, se queja porque los implementos que los lavacarros utilizan son colocados en las veredas y obstaculizan el tránsito de los peatones. “Tengo que lanzarme a la calle para no tropezarme con los obstáculos en las veredas”, manifestó.

En cambio, Camila Jordán Moreno, quien habita en Cuenca y Brasil, suroeste de la ciudad, menciona que es constante el ruido que hacen las aspiradoras y las máquinas que esparcen agua a presión, ya que muchos negocios trabajan hasta la madrugada. “No se puede descansar con tranquilidad”, enfatiza.

Además, Mercy Jiménez se queja de la baja presión de agua que llega a su domicilio. “No entiendo cómo pueden desperdiciar el líquido en la calle, mientras que en las casas llega de a poco”, menciona algo enojada porque ya ha dado a conocer el problema a las autoridades, pero nada ha conseguido.

Los ciudadanos piden a las autoridades municipales que realicen operativos para hacer cumplir la ordenanza de uso del espacio de la vía pública, que en su artículo 96 prohibe hacer este trabajo en la calle.