Las manos que ayudan se multiplican en Guayaquil y algunas fundaciones han sido la catapulta para que los extranjeros puedan salir de la mendicidad y llegar a tener una vida digna y estabilidad en el país.

Por ejemplo, Oasis en el Desierto recibe aproximadamente 40 casos mensuales de extranjeros que llegan a la ciudad, en circunstancias precarias. “Recibimos a la población en movimiento humano. Los más repetitivos son las mujeres víctimas de violencia doméstica, niños huérfanos o no acompañados y familias indefensas”, cuenta Lissette Vásquez, directora de la fundación, quien detalla las ayudas que brindan.

“Les damos alojamiento, una clínica médica; además, tenemos un comedor comunitario para los que están de paso y a los más pequeños les brindamos refuerzo escolar y enseñanzas cristianas con valores”, detalló.

Greidaly, una mujer venezolana cuenta cómo, junto con su esposo y cinco hijos menores de edad, ha logrado salir adelante. “Llegamos a Guayaquil ‘a dedo’ (rogando que los lleven) y estuvimos varios meses pidiendo dinero en la calle, hasta que unas fundaciones nos ayudaron. Nos dieron comida y todo lo necesario”, relató la mujer, quien cuenta emocionada que hoy puede tener su propio negocio. "Gracias a la fundación Oasis que me ha ayudado en todo el proceso. Han sido una bendición en mi vida y sé que también ayudan a muchos", aseguró.

Otra de las más destacadas en Guayaquil son: Un Techo para el Camino y Fundación Hias; además, algunas organizaciones que dan clases gratuitas para emprender.