La contaminación es uno de los principales males que aquejan a los esteros de Guayaquil, y cada día en los ramales del estero Salado se acumulan tarrinas, fundas de basura y botellas plásticas.

La ciudadanía aqueja por esta situación que afecta no solo a la ‘cara de la ciudad’, sino también al ecosistema, como lo han advertido antes. Tras las últimas lluvias el problema se ha agravado y ha sacado a flote decenas de desechos que no son retirados por nadie y por el que tampoco se sanciona a los infractores.

“Si se sigue manteniendo esa falta de conciencia por parte de la población, pronto ya no tendremos manglares o árboles que apreciar, solo montañas de plástico que cubrirán la vegetación. Ahora hasta en Las Monjas son evidentes los estragos”, advierte Alberto Delgado, ciudadano.

Como él, el ciudadano Douglas Cobos hace un llamado al Cabildo y al Ministerio de Ambiente. “El problema está latente y se agudiza cada vez más. ¿Qué están haciendo al respecto?”, cuestionó.