Vecinos de Pascuales: "Acá solo llegan para dejar a los muertos"
Moradores del sector adonde llegaron los cuerpos de casas y hospitales del Ministerio de Salud se quejan de la desatención.
Atrás quedaron las escenas apocalípticas de tener a la muerte cerca. El olor a carne descompuesta llega aún a las narices de quienes viven en los alrededores del cementerio Parque de la Paz, de Pascuales, que acoge a los difuntos de la emergencia, pero es algo con lo que han aprendido a convivir.
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Hoy las prioridades son otras. Ese sector de esta parroquia de más de 74.000 habitantes no ha recibido una sola visita de atención médica ni otro tipo de asistencia. "No hay nada en lo que respecta a ayuda de alimentos, medicinas o pruebas del COVID-19", reconoce Mayra Alvarado.
Se escucha decir en un cementerio que acá no vienen a ayudar porque somos foco de infección. En realidad no sabemos, si ni pruebas podemos hacernos.
"Acá, ellos solo llegan para dejar muertos. Aunque ya no son muchos, solo vienen a eso", admite Edward Pérez, ciudadano venezolano que vive en la zona y que hasta antes de la emergencia subsistía del comercio.
"Soy venezolano, yo no existo aquí. No hay trabajo. Para comer, los vecinos nos ayudamos con verde. Creo que mejor es agarrar y morirse de coronavirus", expresa con desdén.
El último servicio a la comunidad que recibió Pascuales recientemente fue la llegada de un escuadrón desinfectante que fue a limpiar la sangre de los fallecidos que dejaron en el asfalto los contenedores. Eso a inicios del mes pasado.
El barrio enferma. Mayra cuenta que un vecino tiene meses con una sonda y no lo quisieron atender en el hospital. "El hijo cuidaba carros, pero ahora no sale. Resulta impotente ver que las autoridades no hacen nada", critica.
El sector que rodea al Parque de la Paz de Pascuales tiene otros dos cementerios cerca. Algunos vecinos, por eso, viven de la venta de flores, pero con pandemia, cuarentena y restricciones de movilidad, el negocio de vino abajo, cuenta Clara Espinoza, que aún así, saca su jardín de plástico a tomar sol, y ha optado por añadir a su oferta botellas de agua.
Todos están así. El triciclo de cocos de su hermano, Manuel, dejó de rodar también. Se ganaba un promedio de $ 15 al día, pero ahora vive de ayudas de vecinos. "Vivir la emergencia, no . Sobrevivir", sentencia antes de recordar que ha habido muchos muertos en el sector por falta de atención médica.
Pascuales, el barrio de Guayaquil adonde llegaron los contenedores llenos de cadáveres, que dejaron sangre en el asfalto, hoy tiene una preocupaciones más grandes, el hambre y la desatención.
