El problema eterno de los tallarines sigue con fuerza y no da tregua en barrios del norte como Sauces 3, donde estos elementos llegan hasta los hombros de los transeúntes en varios casos.

La comunidad reclama no solo por el mal aspecto que dan a la zona estos cables, también por el peligro que representa su cercanía con el cuerpo de las personas que caminan por estos espacios de la ciudadela.

El problema se extiende en toda la zona, pero la manzana 184 es uno de los puntos donde más se observan estas ‘enredaderas’ que llegan hasta la cabeza de los residentes.

A decir de la comunidad de esta manzana, los cables cada vez generan más problemas en la movilidad del peatón o al abrir y cerrar puertas de algunos domicilios.

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“Si alguien va despistado caminando, puede toparse con uno de estos cables y electrocutarse. Por favor, necesitamos que arreglen ya todos estos tallarines”, dice Beatriz Arévalo, moradora del barrio.

El resto de ciudadanos piden también acciones eficaces ante esta problemática, no solo un ‘mantenimiento’ rutinario para en cuestión de meses volver a tener el mismo panorama.

“Vienen cada seis u ocho meses, medio recogen los cables y en un mes o dos ya (los cables) vuelven a llegar casi a la cabeza. A la entrada de mi casa hay un cable que está a la altura de mi portón. Por suerte no soy alto, porque si lo fuera me tocaría agachar la cabeza cada vez que quiera entrar a mi hogar”, denuncia Ernesto Contreras, quien reside en Sauces 3. 

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