En la parte más dura de la pandemia de COVID-19, cuando la mayoría de actividades estaba restringida, Alfredo Encalada decidió viajar a los Estados Unidos para estar junto a su familia. Fue un movimiento que, sin querer, le cambió la vida.

El objetivo de su viaje, en diciembre de 2020, era acompañar a los hijos, nietos y esposa hasta las cosas se normalicen. Después de todo, en el Ecuador tenía sus trabajos asegurados como profesor del Instituto de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) para la formación de entrenadores y la radio.

Pero, ya en Estados Unidos tuvo una reunión con un empresario y le extendieron una oferta: hacerse cargo del San Lee FC de Sanford (Carolina del Norte).

En la estructura del fútbol norteamericano este club está en la United Premier Soccer League (UPSL). Es un escalón por debajo de la Major League Soccer (MLS). Su proyecto engloba la parte deportiva y social.

Encalada aceptó la tarea de supervisor de todos los grupos de trabajo hasta que termine su tiempo legal en ese país. Después de todo, allí estaba su hijo Andrés, quien también es entrenador.

Pasaron los días y llegaba la hora de volver, así que decidió despedirse de todos. En ese momento le propusieron un nuevo arreglo. Se firmó el contrato de trabajo y se quedó con una nueva visa.

“El dueño del equipo ayudó a regularizar mi situación. Un abogado en Miami ingresó mis datos a migración y en menos de dos meses ya me enviaron la aceptación. Fue por mi hoja de vida, después de todo viajaba con frecuencia a este país para dictar cursos sobre la iniciación del fútbol en los chicos. Además he tenido reconocimientos de alcaldes de zonas de acá”, contó orgulloso.

Este proyecto empieza con chicos desde los tres años y también tiene un equipo de adultos que interviene en los torneos interestatales. Son similares a los ascensos del Ecuador. Pero, Encalada hace una aclaración: en Estados Unidos no se sube a la MLS por quedar campeón. Se consigue el cupo por estructura, es decir, por contar con un complejo, un estadio y que exista solvencia económica.

Y allá apunta el San Lee. Aunque por ahora está dedicado a ayudar a chicos con problemas de conducta y usa al fútbol como la vía para llegar a ellos. Al final de cuentas, igual tiene convenios con entidades gubernamentales de la zona.

Para Encalada es apenas el primer paso. Si bien debe quedarse dos años más en el club por el contrato, su aspiración está en la MLS.

Mientras, no descuida sus otras labores. Sigue enseñando de manera virtual e interviene en los programas de radio.

Pero le agregó otra actividad. Se convirtió en un nexo entre la Ecuafútbol y los ecuatorianos en los Estados Unidos. Hace unos meses estuvo con él la entrenadora de la selección femenina de Ecuador, Emily Lima. En las instalaciones del San Lee se armó un campamento para futbolistas ecuatorianas. El objetivo era que Lima pudiera observarlas e incorporarlas a los microciclos. “Tengo entendido que dos chicas ya fueron convocadas”, aseguró Encalada.

Este movimiento gustó tanto a la Ecuafútbol, que ya está armado un nuevo campamento de observación en Nueva York. “Allá hay más ecuatorianos y seguramente habrá más opciones para elegir. Se está haciendo un buen trabajo en ese sentido”, explicó.

Y no es asunto de una vía. Él también envió a un chico finlandés a probarse en un club del ascenso de Macas. “La idea era que gane experiencia internacional. Más allá del fútbol, queríamos que tenga esas vivencias”.

Antes de la pandemia, Encalada fue designado como el director de un proyecto de fútbol en China, en convenio con la Ecuafútbol. Estuvo allá armando todo. “Ya mismo me piden que vuelva, pero eso sí será difícil, aquí las cosas están marchando bien y estoy bajo un contrato”, aseguró.

El estratega tricolor hasta ahora bromea sobre cómo se dieron las cosas. “No sé cómo llegué, ni por qué me quedé, pero aquí estoy y me siento muy feliz. Después de todo, considero que en este país habrá más oportunidades para mi familia”.

El San Lee FC es ahora su prioridad, pero no descarta abrirse a otras aventuras, ya sea en los Estados Unidos o en China. Eso sí, insiste en que primero cumplirá su contrato y peleará por alcanzar los objetivos, ya que al final del día este club le cambió la vida sin pensarlo.

El idioma le costó al inicio

Alfredo Encalada tenía el conocimiento básico del inglés, pero no estaba acostumbrado a hablarlo las 24 horas del día. Ese sí fue un cambio drástico. “Estoy en una zona donde la gran mayoría habla solo ese idioma, así que estoy afinando cada vez más el oído. Ya me está yendo bien con el idioma”.

Al inicio, cuenta sonriendo, su inglés era corregido por su nieta menor. “Los niños aprenden más rápido. Yo tuve mis capítulos, pero ahora ya todo camina. Por suerte el fútbol tiene muchas palabras técnicas y allí no tuve tanto lío, pero también debía relacionarme con las demás personas y eso obligaba a algo más”.

En ese sentido, Encalada recomienda a los entrenadores que no solo se enfoquen en la parte futbolística, sino que amplíen su abanico de conocimientos. “Es ventajoso estar hablando todo el tiempo porque se aprende más rápido. Como supervisor de los grupos de trabajo debo hacerme entender”.