Iván Guerra tiene a un solo jugador favorito en el universo del fútbol: Moisés Caicedo. Lo conoce bien. Sabe de su humildad y don de gente porque lo vio crecer, estuvo en sus primeros toques de balón porque fue el primer director técnico que tuvo cuando era pequeño en su natal Santo Domingo de los Tsáchilas. Hoy lo vio por video con la camiseta del Chelsea y todo le parece tan “irreal”.

Y es que a Iván la felicidad no le entra en el cuerpo. Hablar con él es acceder a ‘la Biblia’ de Niño Moi, su pupilo. “Cuando Caicedo estaba pequeño siempre quería estar en un equipo grande, recuerdo que entrenaba para llegar a Independiente del Valle o a Liga de Quito; tenía sueños de grandeza”, acota en exclusiva para EXPRESO.

El entrenador, quien también fue futbolista, conoce muy bien la foto del 2020 que el Chelsea viralizó con el anuncio de la llegada del jugador. En ese en el que el tricolor está sentado junto a su madre en la parte de atrás de un carro.

Comenta que ‘su muchacho’, quien hace tres años ya tenía camisetas del equipo inglés, admiraba tremendamente a N’Golo Kanté, de ahí que usaba la prenda en honor al extremo francés.

Guerra hace un repaso y señala que Moisés casi siempre era ubicado en categorías de dos años superiores a él. “Kanté era su jugador favorito, disfrutó por televisión cuando estaba en el Chelsea, y la vida ahora lo pone en ese equipo; creo que el sueño habría sido completo si Kanté todavía jugara”.

El profesor no se guarda nada y hace una revelación importante al manifestar que Moi de pequeño era arquero. “Era grande y le gustaba el arco, pero cuando íbamos perdiendo lo sacaba a la delantera y hacía unos golazos... también jugaba de defensa central. Hoy puedo decir que gracias a Dios no se quedó como arquero (sonríe). Aún así, si se quedaba creo que también hubiera sido buenazo. Pero como mediocampista es un crack”, precisa Guerra, quien tiene la escuela que lleva el nombre del jugador y quien la última vez que estuvo en Ecuador lo visitó.

Dice que Caicedo no ha cambiado en nada y que sigue siendo aquel chico humilde de siempre.

“Verlo crecer de esta manera es increíble, todavía recuerdo que todo lo que se le pedía en la cancha lo hacía, siempre fue así. Trataba de ser perfil bajo y en la actualidad pasó a ser el jugador ecuatoriano más caro de la historia”, señala repleto de orgullo Iván, quien en Santo Domingo lo entrenaba en la cancha llamada El Hueco.

Para Iván, el ejemplo de Moisés sirve para poder hacer realidad el sueño de muchos chicos: “Todos los que vienen a entrenar son hinchas de Moi y da gusto escucharlos que quieren seguir sus pasos”, apostilla.