El Capwell se tiñó de azul el pasado jueves 30 de enero, pero no solo Emelec brilló en la Explosión Azul. También se celebró la vuelta de Esteban Dreer, el portero más ganador en la historia del club, a la Caldera donde la fanaticada azul se encargó de homenajear la carrera del ecuatoriano-argentino durante los ocho años en la institución eléctrica.

El "Olé, olé, olé olé... Rifle, Rifle" era el coro que acompañaba el colosal aplauso al unísono de las 40 mil almas que llegaron al estadio del equipo millonario. Sus pasos en el campo limitaban al portero a mantener la cabeza viendo al césped. Ese escenario, que tuvo como casa durante muchos años, lo despedía y Dreer se sentía conmovido. Era evidente.

"Estoy contento la verdad. Es increíble el recibimiento de la gente, eso quiere decir que uno cumplió y dejo todo por el club. No me imaginaba algo así. Tanto como lo que fue", explicó Dreer a EXPRESO. Y es que el Rifle se convirtió en un líder del Bombillo durante años, su voz de mando lo fue conduciendo a ser uno de los jugadores más respetados de la plantilla, tanto así, que cuando fue a saludar a sus excompañeros, estos, lo observaban como si de una figura paterna se tratase.

Al ser interrogado sobre la sensación de medir al club que por casi una década fue su escudo, el exportero de la selección ecuatoriana fue contundente: "Te digo la verdad ya hace rato vengo haciendo el duelo y es difícil, pero bueno la vida sigue y nos pone nuevos objetivos", explicó el nuevo guardameta de la Liga de Portoviejo.

Dreer, en una entrevista hace unas semanas con EXPRESO, habló de que le ilusionaba estar en la plantilla 2020 de Emelec por la capacidad del técnico Ismael Rescalvo, ya que "se podían alcanzar cosas importantes" y habló de lo que percibió, aunque no ahondó en muchos detalles. "Yo pienso que Emelec tiene un buen plantel, mucha juventud y ojalá que puedan sobreponerse antes las adversidades que se presenten en el año", afirmó.

Aunque el recuerdo del Rifle con Emelec es muy extenso, la noche de Dreer en el Capwell delineó la segunda vez que el portero llega a este reducto con otro divisa: en el inicio de la década pasada estuvo en la Caldera como jugador del Deportivo Cuenca, y el miércoles anterior lo hizo con la Liga de Portoviejo. Lo cierto es que su nombre está grabado con letras doradas en la historia del equipo millonario.