Seguramente así lo soñó George Lewis Capwell. Un escenario con buena asistencia de público, el béisbol en la mira de los medios y Emelec como protagonista de memorables jornadas. Fue la tarde del 21 de diciembre -una fecha especial para los millonarios- cuando el Bombillo se coronó campeón en el deporte que el Gringo tanto amó, esta vez en el cierre del torneo selectivo, disputado en la cancha de la Liga de la Kennedy.

La idea inicial de Capwell fue fundar un club de béisbol. Con el tiempo se hizo multideportivo, pero en las últimas temporadas fue el fútbol la disciplina más visible, situación que en 2019 tuvo un giro.

Hace un mes los eléctricos obtuvieron el título de voleibol de la Copa Metropolitana Ciudad de Guayaquil, y ahora levantaron el trofeo en un diamante de béisbol.

En la final ante la novena de la Universidad de Guayaquil, los azules fueron imponiendo poco a poco su poder ofensivo, hasta que en la quinta entrada lograron sacar una ventaja que sería imposible de remontar. Se destacó el trabajo de Alfredo Venegas desde la loma.

El marcador final fue de 13-3, en muerte súbita en la parte baja de la octava entrada -cerrando Emelec-.

Los universitarios sufrieron la baja de tres jugadores por lesión, pero antes de eso los dirigidos por Maikel Berriel ya lucían muy superiores.

Los errores defensivos permitieron que entren dos carreras por base por bolas.

El juego quedó sentenciado con un hit al jardín izquierdo.

Ese último toletazo levantó de sus asientos a los aficionados, la gran mayoría de ellos identificados con la camiseta color cielo, que en ese momento extendieron hasta las gradas la celebración que los peloteros y los miembros del comando técnico iniciaron en la cancha. Era como en los viejos tiempos del Yeyo Úraga, aquel escenario donde Emelec escribió memorables jornadas en el deporte de la pelota chica.

“Y ya lo ve... y ya lo ve... somos campeones otra vez”, fue el cántico que desde una de las tribunas dejó caer una fracción de la barra Boca del Pozo, que llegó a celebrar el título.

Así como ayer lo hicieron Francisco Panchón Sánchez, Fabrizio Muñoz y otros, esta nueva generación hace realidad el sueño de Capwell.