La pena y el dolor que se experimentan tras la pérdida de un ser querido son diferentes para cada persona, por lo que no hay una sola forma de manifestarlos. Pero a grandes rasgos, lo que usualmente se observa en el afectado es que no logra asumir el hecho, sostiene la psicoterapeuta Sandra Castillo, al tiempo que añade que “otras personas se distancian y se hacen cargo de todos los eventos posteriores sin conectar emocionalmente”.

Y claro, cada persona pasa a su manera por las fases de duelo, como la ira, negación, negociación, tristeza y aceptación. A pesar de esto, “es importante recalcar que las fases no son lineales y que, como todo en la vida, responden a ciclos o momentos”.

Este proceso se complica cuando se acerca alguna festividad, como Navidad o Fin de Año, porque mientras menos tiempo haya pasado desde el deceso de su familiar o conocido, es más difícil encontrarse compartiendo sonrisas y alegrías con sus pares.

Esto pasa porque después de un duelo es probable que crea que está mal sentir alegría o incluso esperar algo bueno. “Consciente o inconscientemente se puede sentir que ser feliz es no haber querido demasiado” al ser que partió.

• ¿Qué ayuda?

Encontrarse en un proceso como este es similar a estar dentro de un hoyo al que se le ve la salida, pero llegar a ella es casi imposible. No pierda la esperanza, para todo hay remedio, y los que sanan corazones son algo tardíos y paulatinos, pero habrá resultados.

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“Una práctica importante es agradecer por la vida de la persona que partió y lo que deja como recuerdo, enseñanza o experiencia”, aconseja Sandra.

El objetivo no es olvidarse de aquellos que perdió, es saber vivir con el recuerdo sin que este le entorpezca el diario vivir. “Es importante que el duelo se vaya incorporando a la realidad actual. Para eso hay muchos rituales, sin pensar necesariamente en religión, que puede poner en práctica. Por ejemplo, plasmar en una hoja aquello que no logra expresar fácilmente, escribir cartas de despedida y más”.

• Medite

1. Establezca parámetros. Si está de acuerdo con estar en ciertas fiestas, defina con qué actividades se sentirá cómodo y, lo más importante, planifique de antemano con quién desea pasar tiempo. También ayuda desarrollar algo para honrar la memoria de su ser querido.
2. Rodéese de quienes lo aman. Ellos son los que estarán para usted y se adaptarán a los cambios que haga en estas fechas.
3. Los niños son prioridad. La mayoría de actividades festivas como Navidad y Fin de Año están enfocadas en los pequeños. Tal vez si se distancia de los hijos, sobrinos o nietos, ellos no comprenderán qué está pasando y ese comportamiento podría repercutir en los pequeños. Haga su mejor esfuerzo y pase tiempo realizando actividades con los chicos. Quizás así logre mejorar su estado de ánimo.
4. Sea paciente consigo mismo. El duelo en ocasiones toma tiempo. Y si todavía no se siente completamente cómodo para celebrar, evite las fiestas y utilice ese tiempo para sanar.

• Considere 

Todos los duelos, grandes o pequeños, que atraviesan las personas, pasan por fases y estados, pero la prioridad es cuidar que la vida no se transforme en un dolor sin fin.

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