Llegaron hasta la casa hogar Perpetuo Socorro de Guayaquil después de vivir momentos de dolor. Las 38 niñas que hoy residen allí llevan el peso de historias estremecedoras. Algunas quedaron huérfanas y otras fueron separadas de sus familias luego de comprobarse que habían sido víctimas de maltrato y violaciones. En este lugar, donde buscan un nuevo inicio, la preocupación volvió, al pensar en lo complicado que sería para ellas cumplir con la educación virtual que se aplicó frente a la pandemia de COVID-19.

En la casa hogar contaban con un laboratorio de computación, pero con solo doce máquinas y sin el espacio adecuado para cumplir con el distanciamiento y lograr que todas reciban las clases online.

La hermana Bárbara Santamaría Villagómez, quien está al frente del lugar, reconoce la solidaridad de los guayaquileños. Hasta la puerta del albergue no solo ha llegado alimento para las niñas, sino también las computadoras que tanto necesitaban y ahora una campaña llamada ‘Un aporte para la educación infantil’ busca darles el espacio que requieren para este proceso virtual.

La Asociación Coordinadora del Voluntariado del Guayas (Acorvol) es la encargada de conseguir este objetivo y para hacerlo acudió a la plataforma HazVaca para pedir donaciones. La meta es obtener 10.000 dólares, cuenta María Gracia Aguirre, quien está encargada del proyecto. Con eso se busca dotarles de un espacio más amplio, aumentar la capacidad de internet y hacer las adecuaciones eléctricas.

Aunque la casa hogar no es afiliada a Acorvol, ellos ya han tenido una historia juntos, pues una de sus voluntarias, Janeth Padilla, ha dictado varios talleres a las niñas sobre modales basados en valores y en principios éticos.

La asociación aspira a no solo ayudar al Perpetuo Socorro. Espera recibir una buena acogida que le permita llevar apoyo a otras instituciones que están afrontando por crisis ante la pandemia y que requieren de kits de alimentos y de higiene. Lo harán en alianza con el Banco de Alimentos Diakonía.

• El lugar

La casa hogar tiene 65 años de historia. Acoge a niñas en situación de riesgo. Allí viven menores desde los 6 años hasta dos jóvenes universitarias de 19.