Vivir con autonomía los guayaquileños prefieren  las casas a los departamentos

Vivir con autonomia los guayaquilenos prefieren las casas a los departamentos

Tener un patio donde poder descansar bajo la sombra de un árbol o junto a la alberca, es difícil imaginar cuando se vive en condominio. Allí, donde compartir pasillos, escaleras y terrazas con otros vecinos resulta incómodo para algunos, también suele haber conflictos por el mal uso de estas áreas y por el incumplimiento en el pago de expensas para el mantenimiento del edificio.

Y aunque la vida en condominios ofrece ventajas como la de tener una mayor seguridad y vivir más cerca del sitio de trabajo, solo un 8 % de la gente que busca vivienda en Guayaquil optó por departamentos en 2015. Lo confirma un estudio de mercado de la consultora Market Watch, que sitúa las preferencias por casas individuales y terrenos en un 80 %.

Tal es la independencia que persiguen los guayaquileños, que incluso cuando les ofrecen alguna villa nueva o de segunda mano, lo primero que piden es que no sea adosada a otra casa, para evitar la proximidad con otras familias.

“La gente de nivel socioeconómico medio hacia abajo no se acostumbra o no le gusta vivir en comunidad”, dice el corredor local de bienes raíces, Héctor Macías.

José Núñez, constructor y asesor del Municipio de Guayaquil en temas de planificación urbana, dice que pagar mantenimiento, seguir normas de convivencia, integrar una junta de propietarios con su administrador, son situaciones que suelen incomodar a las personas, salvo a aquellas de un nivel socioeconómico medio alto y alto. “Hay gente a la que no le incomodan estas cosas, sino no hubieran condominios en la vía a la costa, Samborondón, edificios grandes, nuevos, que pese a la situación económica de hoy se siguen vendiendo”, señala.

Guillermo Roseney S., presidente de RSA, grupo dedicado a la promoción inmobiliaria y el corretaje de seguros, afirma que es mucha la gente que últimamente le pide apartamentos en la playa, entre otras cosas, porque consideran que son más seguros al dejarlos solos.

Pero esta promotora impulsa al momento Casa del Sol, un proyecto que vende lotes para gente que quiera construir su casa en una especie de resort junto a las playas de Ayangue. “Si ahora no tienes la plata puedes construir después, esa es otra ventaja”, señala Roseney.

Este proyecto no tiene régimen de propiedad horizontal, pero allí habrá el cobro de expensas para el mantenimiento del complejo urbanístico.

Stalin Arteaga, abogado, actual síndico de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Guayas, sostiene que uno de los grandes problemas de las propiedades horizontales (edificios y urbanizaciones) es justamente el cobro de expensas. Cuando alguien no las paga impide al administrador dar un buen servicio de guardianía y mantenimiento. “La gente busca vivir con tranquilidad y seguridad -recalca- pero para eso tiene que pagar, para así poder pagar a los guardias”.

Llegará el momento en que la ciudad donde usted vive ya no tendrá por dónde crecer en forma horizontal . Vivir en edificios altos será tal vez la única alternativa para ricos y pobres, como ocurre en muchas ciudades del mundo. ¿Nos estamos preparando para cuando llegue ese momento? ¿Existen en el país al menos las condiciones legales para adaptarnos a vivir unos sobre otros?

Arteaga cree que no. Por tanto propone educar y concienciar a la gente sobre temas como las expensas, un campo en que el no solo los copropietarios suelen fallar, sino también los administradores, al cobrar cuotas no siempre bien socializadas.

“Debería darse una reforma legal en ese sentido, por parte de instituciones como la Asamblea Nacional. Ella debería fijar una tasa y no los administradores, que a veces quieren beneficios extras, sin considerar que causan un daño a los copropietarios”, precisa el letrado.

La Ley de Propiedad Horizontal señala que luego del vencimiento del pago de una mensualidad, los deudores pueden ser demandados por el administrador del edificio o urbanización, juicio que puede llegar al embargo de bienes, aunque en muchos casos, también se le impide al deudor utilizar las áreas comunes. He allí una de las razones por las que muchos buscan viviendas independientes.