La virtud de ser madre
Ser madre requiere gran disponibilidad; se pierden muchas libertades. En la Virgen María se completó la sublimidad de ser madres por el hecho de que fue madre de Jesús, nuestro Salvador. En el vientre de nosotras, las madres del mundo, se formó una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios. Defendamos la maternidad; es lo más noble a que puede aspirar una mujer. La madre aconseja, acompaña, cuida, nos ama siempre a todos los hijos por igual, sin egoísmo. Ojalá nuestros hijos sean más inteligentes de lo que fuimos nosotras. Disfrutemos de su crecimiento poniéndoles el ejemplo de ser madres, con mucha fe y valores éticos y morales. Que nuestros hijos no piensen que estamos esperando que crezcan para que se gradúen y poderlos enviar lejos a perfeccionarse, y librarnos de ciertas responsabilidades. Ojalá no se vayan de nuestras manos sin saborear esos momentos de plenitud que pasamos con ellos. Esos días no tienen precio y nos ofrecieron la mayor felicidad de nuestra vida.
María Reclat de Ortiz