El viejo tema de las medicinas

El presente cañón debe entenderse como el viejo tema de los medicamentos. En el lenguaje usual ambos términos están confundidos y a lo que quiero aludir es a los fármacos, especialmente a aquellos destinados a curar o aliviar enfermedades catastróficas (EC). Aparte del manejo poco técnico que sobre su provisión a los pacientes se está haciendo por parte de las autoridades de salud, el asunto permite insistir en la necesidad de contar con un sistema nacional de salud (SNS), digno del nombre.

Antigua aspiración de los médicos y otros profesionales vinculados con la salud de los ecuatorianos, mientras no se cuente con un SNS será difícil poner la casa en orden. Bien ha hecho entonces la ministra, que es la máxima autoridad del sector, en conciliar con los colegas respecto a la prescripción de los fármacos requeridos para combatir enfermedades que por su efecto en la economía y en la salud mental de los enfermos y sus familiares han sido bautizadas como catastróficas y por tanto, no podrían estar sujetos a períodos de solicitud y provisión, tal cual se pretendió.

¡Bueno fuese que las patologías respetasen los criterios que en ocasiones la burocracia infiltra en quienes dirigen las instituciones! Mejor todavía ha sido el rol cumplido por la legisladora Poly Ugarte, quien habiendo sufrido y vencido en carne propia una de las EC sabe de su devastador significado si no se cuenta con el apoyo del Estado.

Por eso, yo que privilegio lo preventivo y mejor todavía la promoción de la salud, aceptando que en ocasiones no queda otra que combatir o aliviar la enfermedad, y ello requiere medicamentos de diverso tipo y costo, creo que lo mejor que puede ocurrir es que las partes ahora contendientes abran un profundo diálogo que, entre lo deseable y lo posible, logre un consenso por cumplir con lo necesario.

Como no se puede tener “stock” para todos y cada uno de ellos y además el avance del conocimiento pone cientos de nuevos fármacos en el mercado, con apoyo de los médicos hay que alcanzar una racionalidad que garantice los derechos de los pacientes, sin caer en gastos noveleros.