Quedó demostrado que no se luchó por conseguir reformas que beneficien a todo el pueblo, sino que actuaron sin Dios ni ley, haciendo aflorar sus bajos instintos en esta lucha desigual en que los protagonistas emplearon todos los métodos delincuenciales y terroristas para destruir tanto a las personas como al patrimonio nacional, sin escuchar el argumento del primer mandatario de la nación.

Las imágenes que recorrieron el mundo. Fueron de tal magnitud que parecía que estábamos en una guerra mundial. Actuaban con tanto odio que herían los ojos y el corazón.

Seguimos a merced de la población indígena que se cree dueña de la verdad, a pesar de ser los iniciadores del paro que atentó contra la patria y que permitió que en sus filas se hayan infiltrado los delincuentes del partido nefasto junto a sus secuaces de otros países.

¿Quién va a pagar los desastres causados? ¿Seremos los ecuatorianos que no pudimos hacer nada para evitarlo ?

Myrna de Cobo