Situación. Una parte de la calle Pichincha actualmente es utilizada como área de estacionamiento de los vehículos municipales.

Tres propuestas para que la calle Pichincha sea peatonal

Un grupo de estudiantes examina los problemas de esta vía. Incremento de árboles nativos, cambio de suelo y áreas de estar son parte de sus proyectos.

Jesús Saavedra planta sus pies sobre la esquina de las calles 10 de Agosto y Pichincha, centro de Guayaquil. Estira el cuello para buscar una banca, pero no hay. Mientras tanto, los rayos de sol mañanero de un miércoles rebotan sobre su frente: tampoco hay sombra. Él y quienes lo acompañan se protegen con la palma de la mano.

“A esto nos referimos cuando hablamos de la falta de espacios para el peatón. Por esto se debe peatonalizar la zona. No hay bancas, no hay árboles que den sombra...”, explica el estudiante del último ciclo de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil.

Él es uno de los 48 estudiantes de este centro porteño de educación superior que elaboraron un proyecto para peatonalizar el centro de Guayaquil, que el sábado pasado presentó de modo general este Diario.

Esta vez, EXPRESO examina la calle Pichincha que, según los jóvenes, es potencialmente modificable en preferencia para el peatón, con el modelo ‘30/70’, es decir, 30 % para el carro y 70 % para el transeúnte.

El grupo que lidera David Coello, por ejemplo, plantea cinco tipos de intervención en esta vía: ampliación de aceras, disponibilidad de parqueos, zona de estar, asientos colectivos, intervención en intersecciones e incremento de áreas verdes. El proyecto contempla una intervención de la vía desde las calles 10 de Agosto hasta Elizalde.

“Un tramo de la calle Pichincha ya es un corredor peatonal. Pero hay problemas. La mayor parte del corredor tiene mucha influencia solar y la gente lo que busca es sombra y espacio de descanso”, señala. A eso suma la falta de luminarias adecuadas y un piso irregular, que desequilibra la movilidad de los peatones.

Natalí Lituma, compañera de Coello, piensa que el proyecto, además de aportar beneficios para el peatón, también tiene un impacto positivo en el turismo y el comercio. “Esta vía tiene alta afluencia, especialmente de turistas. Si tienes a gente caminando, incentivas al comercio. Y lo que Guayaquil quiere es eso”, señala.

A Lituma le parece que tanto su proyecto como el de sus compañeros pueden ser desarrollados si hay voluntad política. “El Municipio de Guayaquil debe abrirnos las puertas, ver que tenemos ideas innovadoras, que sepa que, como jóvenes, el acceso a internet nos ayuda a actualizar el conocimiento, a ver referentes de otros lados”, afirma.

Luisa Bermeo, del mismo grupo, concibe a su proyecto como un solo elemento que acoge varios ejes: “Comercial, turístico y verde (ambiental)”, agrega.

Saavedra, quien lidera otra propuesta para esa calle, coincide con los elementos del grupo anterior, pero, en su caso, él destaca la vinculación de su proyecto con las “centralidades” (espacios de concurrencia) como bancos, entidades gubernamentales, comercios y otros.

“No solamente se trata de hacer caminos, sino de poner lugares en esos caminos, porque ¿de qué sirve peatonalizar la vía, si no te lleva a ningún lado, si nadie la usa? Entonces, nuestra idea fue poner estas ‘centralidades’ en los extremos, para que la gente utilice los espacios”, detalla.

De igual manera, y con el objetivo de incentivar la caminata por la calle Pichincha, este grupo planteó el derribe de las rejas del Malecón Simón Bolívar (2000), con el objetivo de que la gente que llegue a este espacio tenga un desfogue directo hacia la calle Pichincha, por cualquiera de sus intersecciones.

Mariuxi Trujillo, compañera de Saavedra, resalta la importancia de generar más zonas verdes para la ciudad y de cumplir con la cuota inclusiva para las personas con discapacidad.

El tercer proyecto, liderado por Samantha Falcones, incluye la implementación de rampas con textura de identificación, pérgolas, espejo de agua, basureros, bancas con vegetación, cambio del material del suelo y árboles.

Ella es enfática en el de pisos y en el mejoramiento de espacios inclusivos. “Hay edificios que atraen a mucha gente, pero la gente no se queda, primero por la falta de espacios para hacerlo, porque no hay sombra. Además, la gente no camina porque el material del suelo es irregular”, reitera.

Felipe Espinoza, director de las propuestas, resalta la apertura y apoyo del rector de la universidad para este tipo de investigaciones; y espera que las propuestas de los jóvenes aporten a un cambio del “modelo urbano tradicional, del siglo XX, que el Municipio sigue utilizando”.

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