El significado del Brexit

La votación a favor del Brexit fue una triple protesta: contra la oleada migratoria, contra los banqueros de la City londinense y contra las instituciones de la Unión Europea, en ese orden. Y tendrá importantes consecuencias. La campaña de Donald Trump por la presidencia de los Estados Unidos recibirá un enorme impulso, lo mismo que otros políticos populistas antiinmigrantes. Además, la salida de la UE dañará la economía británica, y puede ser que empuje a Escocia a abandonar el Reino Unido (y ni hablar de las ramificaciones del Brexit para el futuro de la integración europea). El Brexit es un punto de inflexión que señala la necesidad de una nueva clase de globalización, muy superior al “statu quo” rechazado en las urnas británicas. Refleja en esencia un fenómeno muy difundido en los países de altos ingresos: el creciente apoyo a partidos populistas que promueven restricciones a la inmigración. Las advertencias acerca de que el Brexit reduciría los niveles de ingresos fueron totalmente desestimadas en la errónea creencia de que eran meras amenazas, o superadas por un interés en el control de fronteras. Pero hubo otro factor importante: una lucha de clases implícita. Los votantes pro-Brexit de clase trabajadora pensaron que la mayor parte de la pérdida de ingresos sería para los ricos, especialmente para los despreciados banqueros de la City londinense. Los estadounidenses ven a Wall Street y su conducta codiciosa y a menudo criminal con no menos desdén. Esto también indica una ventaja de campaña para Trump sobre su oponente, Hillary Clinton, cuya candidatura cuenta con amplia financiación de Wall Street (Clinton debería tomar nota y distanciarse). En el RU, a estas dos poderosas corrientes políticas (el rechazo a la inmigración y la lucha de clases) se sumó un difundido sentimiento de que las instituciones de la UE son disfuncionales. Y sin duda lo son (ejemplo: mala gestión de la crisis griega por políticos europeos miopes e interesados). Además, en Europa ya se oyen llamados a castigar a Gran Bretaña para dar el ejemplo (advertir a otros países que estén pensando lo mismo). ¿Qué debe hacerse entonces? En primer lugar, poner fin de inmediato a la guerra en Siria, para detener la oleada de inmigrantes. Esto puede lograrse cortando el pacto CIA-Arabia Saudita para derrocar a Bashar al-Asad, lo que permitiría a este último (con apoyo ruso e iraní) derrotar a Estado Islámico y estabilizar Siria (más una estrategia similar en el vecino Irak). Segundo, detener la expansión de la OTAN a Ucrania y Georgia. La nueva Guerra Fría con Rusia es otro error garrafal obra de EE. UU., con un montón de ingenuidad europea adicional. Tercero, no castigar a Gran Bretaña. En vez de eso, vigilar las fronteras nacionales y de la UE para detener a los inmigrantes ilegales. Cuarto, restaurar un sentido de justicia y oportunidad para la clase trabajadora desencantada y para aquellos a quienes las crisis financieras y la reubicación de empleos perjudicaron económicamente. Y quinto, concentrar recursos, incluidas ayudas adicionales, en el desarrollo económico de los países de bajos ingresos, en vez de la guerra.

Project Syndicate