El sabio y el necio

El hombre sabio vive y actúa de acuerdo a lo que sabe, y conoce lo que es verdad. El necio, sabiendo hacer lo bueno, no lo hace.

El hombre prudente tiene un conocimiento profundo, por oír y obedecer -habilidad adquirida por Dios- que hace que la persona pueda ser prudente. La vida nos golpea a todos, nos hiere, empuja, tumba, pero también enseña. El sabio se disculpa de sus errores y corrige, el necio culpa a otros.

El necio cree que lo que hace está bien, el sabio escucha consejos. El necio se enfurece fácilmente, el prudente se mantiene sereno. El testigo honesto dice la verdad, el falso mentiras. Los labios que dicen la verdad permanecen para siempre, la lengua viperina dura solo un minuto.

Javier Valarezo Serrano