Ecuador cuenta con 61 áreas protegidas en todo el territorio nacional. De estas, 35 son de enfoque turístico y ya reciben al público en general desde el 1 de junio.

Antes de la pandemia, estos lugares tenían un promedio de visitas que superaba los 2 millones de personas cada fin de semana. Con el confinamiento y la posterior semaforización por los repuntes de contagios, dichos sitios presentaron pérdidas y su reactivación se volvió más difícil de lo esperado.

“El personal de las áreas protegidas jamás hizo teletrabajo, en cada área protegida se trabajó con las respectivas medidas de seguridad. Pero desde julio de 2020 los lugares se abrieron poco a poco”, enfatizó Glenda Ortega, subsecretaria de Patrimonio Natural del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica.

Ortega señaló que cada una de las reservas con enfoque turístico maneja su propio plan de visitantes. Pero una vez que se completa el aforo se cierra el área protegida hasta recuperar la capacidad de recibir personas en el sitio.

Antes de la decisión de la reapertura se inoculó a cerca de 800 trabajadores de primera línea ambiental. Actualmente cumplen el proceso para la segunda dosis.

No obstante, la medida no ha significado la salvación a las reservas naturales, aunque la apertura es total y con los debidos cuidados, ninguna de ellas crece a un ritmo que le permita prever que se alcanzará a las cifras que tuvieron en 2019.

El consultor para destinos turísticos en Ecuador Jorge Mori destaca que la reapertura total de las áreas protegidas es destacable, porque está en el marco de un programa de vacunación, un cambio de gobierno y la implementación de nuevas políticas.

Pero indica también que la decisión debió complementarse con un plan que incluya la sensibilización ciudadana porque los habitantes recurren tradicionalmente a paraderos clásicos como la playa o ciudades para ir de compras.

“La Organización Mundial de Turismo recomendó a los países generar comités de gestión de crisis para el correcto manejo de las soluciones a las afectaciones sufridas en este sector en todos los países”.

Los horarios para recibir al público en las reservas naturales son de 08:00 a 17:00, cada uno según las actividades y atractivos que posean. La entrada es totalmente gratuita.

La isla Santay es una de ellas, que se conecta a Guayaquil y a Durán a través de dos puentes. Durante los fines de semana extiende su horario hasta las 21:00.

Jéssica Zambrano es ciclista y frecuentaba la isla Santay antes de la pandemia. Ella se animó a visitarla en el fin de semana y describió un “ambiente desolador”, por la poca gente en el lugar y los daños en los senderos destinados para el ciclismo y las caminatas.

“No había ido hace dos años. Recientemente por la pandemia, antes porque se estrellaron dos barcos y dañaron los cruces. El camino está un poco averiado, pero es posible usarlo trotando y en bicicleta, asegurándose de no caer en ningún hueco”, apuntó.

Desde el Ministerio del Ambiente no se precisa el número de visitas a las reservas naturales que ya estaban abiertas y en lo que va del mes de junio.

Sin embargo, las islas Galápagos, una de las reservas emblemas de Ecuador, pareciera tener un mayor ritmo en la recuperación.

De acuerdo a la dirección del Parque Nacional Galápagos, entidad adscrita al Ministerio de Ambiente, entre enero y mayo de 2021 se registró el ingreso de 29.793 turistas. No obstante, distan mucho de lo sucedido en 2019, cuando 116.883 turistas llegaron al archipiélago. En ambos casos el número engloba a los visitantes nacionales y extranjeros.

Dicho destino se diferencia del resto porque toda su población, mayor de 18 años de edad, está completamente vacunada con las dos dosis de la farmacéutica Pfizer contra el SARS-CoV-2.

Mori reflexiona y alienta a las autoridades a ejecutar campañas para que los ecuatorianos visiten lugares que fomenten el cuidado de la naturaleza y la preservación ecológica. De esta forma sostiene que las reservas naturales y los destinos ecológicos se recuperarán de la crisis en la que viven.

No señala que al menos en un corto plazo “despeguen” porque no está en el imaginario del ecuatoriano ir a una reserva natural como primera opción.

“Con la crisis y la pandemia hay la oportunidad de ir a actividades de esparcimiento al aire libre enfocado al turismo rural, por ejemplo: que los niños conozcan el campo, son actividades bioseguras y que están cerca en cualquier ciudad”.

Además, reflexiona y llama a la unión a todos los que conforman la cadena turística: desde el Gobierno central, gobiernos locales, hoteleros, restaurantes, entre otros para trabajar la marca turística como la tiene Perú.

“Esa es la punta de lanza para el posicionamiento de un destino turístico, nuestro vecino, con menos recursos naturales que Ecuador, con mayores distancias entre sus puntos turísticos, tiene más marketing con un sello que han pasado distintos gobiernos y que el sector privado lo ha empoderado, ¿Por qué no podemos nosotros?”, recalcó Mori.