Es la tensa calma antes de la tormenta. La Secretaría de Salud del Municipio de Quito muestra cifras alentadoras sobre la disminución de la propagación del COVID-19 en la ciudad. Hay indicadores que comienzan a estabilizarse pero, advierten los expertos, todo puede empeorar en las dos últimas semanas del año.

El último reporte de la entidad municipal evidencia, por ejemplo, que la mortalidad excesiva -fuera de los índices habituales- registra su dato más bajo desde abril. Es decir, las muertes vinculadas potencialmente al coronavirus tienen datos a la baja.

También hay una tendencia a la estabilidad en la ocupación de camas hospitalarias y camas de las unidades de cuidados intensivos de los centros de salud de la capital. Ese dato es alentador porque en septiembre, octubre e incluso parte de noviembre no había espacios disponibles para atender a contagiados.

En las primeras semanas de diciembre incluso se evidenció una reducción -aunque pequeña- en la demanda de camas.

El contagio, sin embargo, todavía es elevado. Según la Secretaría de Salud, el promedio de casos semanales detectados asciende a 1.914.

¿Dónde se concentran los casos existentes? El reporte oficial muestra que Chillogallo, Calderón, Guamaní, Cotocollao, La Magdalena y Conocoto concentran la mayor cantidad de casos. Ahí deben concentrarse las acciones de control y prevención de las autoridades.

Todos los indicadores permiten que la secretaría asegure que la situación de la ciudad es “estable”. Sin embargo, hay un temor por descuidos ciudadanos.

Quito entra en las festividades de Navidad y Año Nuevo con indicadores positivos sobre la pandemia. En esas fechas, desafortunadamente, se podrían incrementar los casos por aglomeraciones en las compras de regalos y contagios en las reuniones familiares.

Por eso, afirma el Municipio, se tomaron las últimas resoluciones sobre el control sanitario en la ciudad. El uso de mascarillas es obligatorio en las reuniones familiares y se recomienda que no haya más de diez personas en los encuentros por las festividades.

Otro cambio en marcha es la reubicación de vendedores informales que estaban en las calles y representaban un foco de contagio.