Para la Policía, el caso de María Belén Bernal parece ser la gota que derramó el vaso en escándalos y complicaciones. La institución no ha estado alejada de polémicas que involucran a sus miembros en delitos de narcotráfico, secuestro y, por supuesto, de maltrato a mujeres.

En una de sus últimas apariciones ante la mirada de todo un país, el actual ministro del Interior, Patricio Carrillo, no lo reconoció y sostuvo que el caso refleja algunas “violencias que están ocultas en la sociedad” y que "no solo son temas de quienes llevan uniformes”. Sin embargo, se contradijo al mencionar que sí necesitan una “transformación profunda” en la institución en el ámbito educativo y profesional.

Gladys Proaño, policía retirada y experta en criminología, dijo que escuchó las declaraciones de Carrillo pidiendo perdón de rodillas por lo sucedido en el caso Bernal e indicó que en la institución se obvian ciertos análisis para detectar problemas en los uniformados. “Ese comportamiento criminal del oficial de policía es el resultado de la falta de responsabilidad de los padres a los niños y niñas. Seguro este Cáceres (esposo de Bernal) tenía ya esa patología. Son tan evidentes los problemas depresivos que se reflejan en su rostro”, opinó.

Según datos de la misma Policía, en lo que va del año, 135 uniformados han sido separados de la institución por haber incurrido en faltas disciplinarias.

Para el abogado Roberto Calderón, experto en temas penales, el caso Bernal no debe culminar con el hallazgo del presunto asesino, sino que es hora de que el Gobierno revise las políticas de seguridad y justicia.

“La Policía Nacional y demás instituciones de justicia deben entrar en un proceso de revisión del proceso de selección y formación de sus miembros, además de una depuración urgente, empezando por el ministro de Gobierno y los altos mandos, por inoperancia en el cumplimiento de sus funciones”, dijo a EXPRESO el jurista.

Y con eso concuerda Juan Carlos Barragán, exdirector nacional de Antinarcóticos. “Se deben tomar acciones y se debe enmendar de inmediato, considerando que la mayoría de servidores policiales son gente de bien”, manifestó el exfuncionario público.

Pero las irregularidades no solo vienen de los mandos medios o bajos. También se han generado en los altos cargos. Una prueba de ello es el caso Isspol, en el que hay procesos penales en contra de uniformados en servicio pasivo y activo por peculado y falsedad de información. En esta trama se investiga el mal manejo de más de $ 200 millones del seguro social de la institución.