“Soy bueno, pero no tanto”. La sentencia de Pep Guardiola, tras ser goleado por el Barcelona en la Champions League, abría el camino para que su equipo, el Manchester City, deambule un poco más. Y así fue.

Ayer, como local, empató a 1 con Southampton y con ello Guardiola igualó su peor racha como director técnico: lleva cinco partidos sin ganar. De los últimos 15 puntos que disputó sumó tres, anotó cinco goles y recibió 11.

Los números no parecen tan graves, pero son con el mismo equipo que ganó diez partidos consecutivos en las distintas competencias, en el inicio de la temporada. La amplia ventaja que tenía en el liderato de la Premier League se terminó y los experimentos fracasaron.

De pronto, empezó a fallar más de la cuenta el funcionamiento basado en la posesión. Excesos en la defensa, como los yerros del arquero Claudio Bravo en Champions o el de John Stones ayer, han sido determinantes en los resultados.

Pero el técnico no quiere una explicación tan sencilla, como culpar a los errores individuales. Él quiere encontrar una solución colectiva.

“Algo nos está pasando y lo voy a descubrir”, dijo ayer, tratando de poner paños fríos a la gran cantidad de críticas que le cayeron tras la igualdad.

“Hemos sido lentos. Hay diferencia entre la primera parte y la segunda”, explicó.

Para el catalán, no es momento de alarmarse. Su escudo es que el equipo no ha jugado mal, a pesar de los resultados adversos.

El crédito está intacto para el técnico. Al menos, lo estará hasta el miércoles, cuando enfrentará a Manchester United por la Copa de la Liga. Si pierde, tendrá una gran reducción.