Entre las piezas exhibidas, había varios televisores que mostraron los vídeos que Beltrán había hecho. En ellos aparecen cuerpos de mujeres sin rostros, como protesta por la cosificación del mismo.

Olga Beltran, la feminista invisible

Biografía. La poeta y artista nació en Guayaquil en 1957. Dos décadas después, en 1977, se mudó a Barcelona. Falleció de una extraña enfermedad a los 27 años.

El aviso, común en los periódicos de los años setenta, solicitaba en letras que parecían escapar a gritos de la página: “Buscamos una mujer común, fuera de lo común... muy guapa, femenina, con estilo... que tenga un cabello magnífico, rubio o castaño”.

Exigencias habituales en la época, que Olga Beltrán transformó en una silenciosa crítica, colocando a su lado, en una especie de lienzo, fotografías de mujeres sin rostros, exhibiendo solo sus cuerpos porque, al fin y al cabo, lo que buscaba el lugar, como muchos otros, no era una mujer, sino un adorno.

Cuarenta años antes, la artista guayaquileña ya luchaba por los mismos motivos que hoy impulsan a cientos de mujeres, pero su voz ha quedado en el olvido. O por lo menos así fue hasta que Marcela Barreiro, estudiante de maestría en la Universidad de Barcelona, descubrió su obra y decidió rescatarla.

“Escuché sus poemas en 2015, en un bar, y nadie me podía decir más de ella. Fue una coincidencia que ya en Barcelona descubriera que ella había vivido aquí, que tenía una obra más o menos extensa y que abordaba temas que aún son relevantes: la lucha de la mujer, el ser migrante, el activismo, la transición política”, explicó a EXPRESO.

Así nació ‘Olga Beltrán, cuerpos en transición’, muestra que se exhibió en esa ciudad española y que reunió la poesía, videoarte, correspondencia y cuadernos de memorias y recortes de la artista, quien falleció en 1984, a los 27 años.

La joven, que se radicó en Barcelona a fines de los setenta, participó activamente en la lucha feminista que vivió España después del fallecimiento del dictador Francisco Franco, y en sus obras recoge las ansias de cambio de la época y sus propios cuestionamientos hacia los roles de género de los setenta, la cosificación del cuerpo femenino, entre otros temas.

Al revisar su obra, Barreiro también descubrió que en sus piezas se colaban las noticias que coleccionaba en un extenso archivo, que incluía recortes de periódicos del Ecuador de entonces.

A la par de analizar el legado artístico de Beltrán, también conversó con amigas de la creadora, quienes hablaron sobre su obra y su carácter, entre ellas Fina Miralles, artista catalana que participó en la exhibición con un conversatorio.

Pero el cierre de la muestra no ha significado el fin de la investigación para la estudiante, quien indicó que continuará indagando no solamente en la vida de Beltrán, sino de otras artistas que no deben quedar en el olvido.

Solá Franco, otro artista ‘resucitado’

Los diarios ilustrados de Eduardo Solá Franco, uno de los artistas ecuatorianos más prolíficos y más desconocidos del país, reposaban en la Biblioteca Nacional de París, hasta que el crítico e historiador Rodolfo Kronfle llevó a cabo un proyecto con el fin de publicarlos.