El interés de tres historiadores.

Un nuevo futuro se cierne sobre el Cementerio de los Extranjeros

Por cerca de 20 años el histórico camposanto quedó en el abandono. Es parte del patrimonio urbano de la ciudad. Existen dos propuestas de recuperación.

En algún lado de ese espacio de 2.300 m2, al pie de la avenida Julián Coronel, existe un pequeño obelisco, derruido y con grandes manchas. Es parte de los cerca de 191 monumentos mortuorios ubicados dentro de un complejo creado hace más de siglo y medio y al que se lo conoce como el Cementerio de los Extranjeros.

José Andrade, quien funge de su guardián, recuerda jóvenes colombianos que hace varios años llegaron en busca de un tal Thomas Reed, sepultado en 1878.

El grupo lo integraban alumnos de una universidad de Colombia. Reed es identificado como uno de los semidioses de la arquitectura en este país sudamericano. Sin embargo, sus restos son parte de un olvido colectivo, relacionado con un camposanto en el que yacen empresarios y personalidades europeas que aportaron a la ciudad y al país.

Un camposanto que al igual que el Cementerio General es un patrimonio nacional. “En el 2003, cuando se declaró al Cementerio General patrimonio cultural del Ecuador, se incluyó al Cementerio de los Extranjeros porque es parte del mismo cuerpo urbanístico”, dice José Luis Salazar, inspector de Cementerios de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, por lo que esta institución guayaquileña ha demostrado en varias oportunidades, preocupación por el abandono en el que se encuentra. “Se lo hemos hecho ver al alcalde Jaime Nebot. Le hemos dicho que la Junta podría administrarlo, pero antes se lo debería recuperar y se lo tendría que regenerar”.

Una importancia de la que es consciente Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Turismo, quien encargó en su momento a Víctor Hugo Arellano, director del Museo Municipal, la ejecución de una investigación que permita determinar el estado en el que se encuentra el complejo mortuorio y el diseño de una propuesta para una posible recuperación.

“Hemos trabajado en eso”, dice Arellano, quien es historiador y quien de manera paralela ha mostrado un interés particular sobre este lugar. “Tengo familiares sepultados ahí, familiares políticos”.

Como parte del interés de la Empresa Pública Municipal de Turismo, se solicitó a Javier Véliz Alvarado que diseñe un plan de trabajo, quien con GPS en mano, recorrió el lugar y determinó la necesidad de ejecutar una labor arqueológica, previa a los trabajos de mejoramiento.

Una labor que implicaría dos meses en los que se ejecutarían desde excavación por niveles entre cinco a diez centímetros de profundidad, así como la recolección superficial de elementos culturales, para georreferenciarlos.

Por su parte, la Junta de Beneficencia tiene también un proyecto de recuperación sobre el cementerio, este realizado por Parcival Castro, el cual cuenta con el aval de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil.

Tanto la Empresa Pública Municipal de Turismo como la Junta presentarán estos proyectos al alcalde Jaime Nebot para que puedan ser aprobados.

El interés de la Junta implica un compromiso de ciudad, pero también de país. Busca anexar al cementerio en el escenario urbano que se presentará ante la Unesco para que lo declare patrimonio cultural de la humanidad.

Entre los 814 bienes culturales en esa categoría solo existe un complejo mortuorio: el Cementerio del Bosque, en Suecia. A partir del 2023, año del bicentenario del Cementerio General, se ubique como parte de esa lista, junto con el de los Extranjeros. “Algo que le hará muy bien a Guayaquil, pero también al país”, agrega Salazar Arrarte.