Y nadie penso en el alumno

Seguramente, cuando sonaron las alarmas y el estadístico del Ineval vio la posibilidad de que sus cifras se cayeran por un acto de “hackeo”, se tomó una resolución, y sin pensarlo, sin consultarlo, sin meditar en el daño que podía realizarse, se anuló ese examen.

A muchos estudiantes la noticia les llegó después de concluida la prueba, a otros mientras la estaban dando, teniendo que interrumpirla sin explicación alguna y bajo sospecha. Primó el proceso, la razón; faltó el sentido común, la sana reflexión que piensa en el otro y en las consecuencias que una decisión así tomada podía causar.

Después, mucho más tarde, después del revuelo, los reclamos y el grito al cielo, se explica, pretendiendo dar satisfacciones. Pero cómo decirle a un joven que siempre ha tenido claro que su prueba solo le puede ser retirada cuando copia, cuando ha fallado, cuando ha faltado a la honestidad académica, que no está siendo maltratado ni faltado en su integridad; cómo explicarle que en ocasiones justos pagan por pecadores y que el atropello al que fue sometido fue solo por prevención.

Así es, el Ineval no pensó en el alumno, en las consecuencias de su decisión, en el daño que ocasionó a muchos que se sintieron golpeados, que aún hoy todavía son objeto de bromas de sus compañeros, ya sea que se los moleste como copiadores o porque se les dice divertida y alegremente que no se graduarán con el grupo. En efecto, se salvó el proceso pero se hirió al alumno.

La toma de la decisión fue práctica, para el aplicante acaso hasta oportuna; salvaba su trabajo y la pulcritud en él. Pero al mirar el árbol perdió de vista al bosque, y aunque a él no le parezca, sancionó, porque eso implica el retiro de un examen de manos de un alumno. Si le añadimos que alguien comentó a una rectora: “pero si es tan buena alumna, qué le importa si tiene que dar otra prueba”, redondeamos la figura y aquellos que no siendo educadores no pueden valorar la parte humana que vive y es esencia en la educación.

El daño se hizo, el maltrato fue penoso.