El presidente ruso, Vladímir Putin, no tiene intención de poner fin a la guerra de Ucrania con la campaña de Donbás, según la directora de la inteligencia estadounidense, Avril Haines, quien considera que el régimen ruso busca establecer un puente terrestre hacia Transnistria, un enclave de mayoría prorrusa en Moldavia, al suroeste de la frontera con Ucrania.

“Tanto Ucrania como Rusia creen que pueden lograr avances militares, por lo que una solución diplomática no parece viable a corto plazo”, dijo Haines. Mientras tanto, el jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa, el teniente general Scott Berrier, declaró que la guerra está en un punto muerto: “Los rusos no están ganando y los ucranianos tampoco. Estamos un poco estancados”.

Una misión de observadores de la ONU sospecha que “miles de personas civiles” han muerto en Mariúpol como consecuencia de la invasión rusa, lo que podrán verificar cuando consigan tener acceso a esta ciudad que ha quedado ampliamente destruida.

La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha corroborado la muerte de cerca de 3.400 civiles desde que empezó la guerra, “pero las cifras reales son mucho más altas, el gran agujero negro es Mariúpol, donde es difícil corroborar la información”, dijo la jefa de los observadores, Matilda Bogner, en Ginebra.

Bogner señaló que en visitas y recorridos por 14 localidades en las regiones de Kiev y Chernígov, los observadores de la ONU recogieron informaciones sobre la muerte de más de 300 hombres, mujeres y niños, en particular en zonas al norte de la capital ocupadas por tropas rusas hasta fines de marzo.

En estos lugares, la misión de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, dirigida por la alta comisionada Michel Bachelet, ha recopilado pruebas de asesinatos, ejecuciones sumarias, torturas y violencia sexual.

Algunos crímenes eran selectivos, pero otros eran totalmente al azar, contra gente que transitaba en sus vehículos o que intentaba cruzar una calle. También se sabe de francotiradores que disparaban contra civiles con el motivo aparente de disuadir a la gente de salir de sus casas.

La misión de la ONU trabaja en Ucrania desde 2014, tras el estallido del conflicto en la región oriental del Donbás, fronteriza con Rusia y alentada por este país a través de grupos armados separatistas a los que suministró armamento y mercenarios. La misión no ha podido recoger directamente información en las zonas bajo control de Rusia o donde el conflicto está activo.

En total, 44 cuerpos de ciudadanos fallecidos fueron localizados entre los escombros de una casa destruida por los bombardeos rusos en Izium (este), informó ayer el jefe de la Administración Militar Regional de la zona de Járkov, Oleh Synehubov, según la agencia local Interfax-Ukraine.

“Los cuerpos de 44 civiles fueron encontrados bajo los escombros de un edificio de apartamentos de cinco pisos en la ciudad de Izium, en la región de Járkov, que fue ocupada temporalmente por las tropas rusas”, manifestó Synehubov.

Al parecer, según el jefe militar de Járkov, región a la que pertenece Izium, la destrucción del inmueble se produjo durante un bombardeo ruso a principios de marzo. “¡Este es otro horrible crimen de guerra de los ocupantes contra la población civil! Vamos a registrar cada uno de ellos y (los rusos) pagarán por cada uno”, dijo.

La región de Járkov, en el este del país, es una de las más castigadas por los bombardeos rusos que tratan, a través de esta zona, controlar las regiones prorrusas de Donetsk y Lugansk, autoproclamadas repúblicas independientes y reconocidas por Moscú días antes de iniciar la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero.

La capital de Járkov, del mismo nombre, es la segunda ciudad de Ucrania en importancia.

Los ataques del Ejército ruso no se detienen por nada.