El papa Francisco fue el primero en visitar el cuerpo del pontífice emérito Benedicto XVI en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde residía retirado desde su renuncia en 2013.

Tras el fallecimiento, el secretario personal del pontífice alemán, monseñor Georg Ganswein, telefoneó a Francisco para confirmarle la muerte. 

Francisco llegó unos diez minutos después y permaneció velando el cadáver de su antecesor Ratzinger durante varias horas hasta marcharse por otros compromisos. Fue el propio papa argentino quien el pasado miércoles 28 de diciembre confirmó públicamente la gravedad de la salud de Benedicto XVI a sus 95 años.

Francisco ha expresado públicamente su “gratitud” por el papa y teólogo alemán y pidió a los fieles su oración y en estos casi diez años de convivencia lo visitó en varias ocasiones.