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Migrantes avanzan con su mirada en el Mundial de Fútbol

En la ruta hacia EE. UU. los latinos no olvidan una de sus pasiones

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Pistas. Un grupo de migrantes hondureños hace una parada en su aventura para mirar los partidos en Catar.José de Jesús Cortez / EFE

Un grupo de migrantes hondureños avanza por el sur de México mientras va pendiente de los resultados de los partidos del Mundial de Fútbol Qatar 2022 con un balón de colores en sus manos y la esperanza puesta en la selección de Argentina. Los migrantes caminan por las calles de Juchitán, en el sureño estado Oaxaca, donde portan orgullosos la camiseta deportiva hondureña y ondean la bandera nacional de su país.

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El grupo lo lidera Dupre José, de 29 años, quien viaja con sus dos hijos de 6 y 9 años que entretienen su camino con el balón de fútbol. Caminan uniformados y han encontrado en la selección de Argentina un consuelo para que sea un equipo latinoamericano el que gane la Copa del Mundo 2022, ya que el equipo de Honduras no calificó para jugar en este campeonato. “Disfrutamos del Mundial en el camino, apoyamos también a México porque es nuestro país anfitrión que nos está recibiendo, nosotros venimos a la suerte, sin documentos, sin nada, y de vez en cuando nos jugamos un partidito”.

A la par de su pasión por el fútbol, los migrantes se organizan para ir al mercado municipal a pedir ayuda a los habitantes de Juchitán, a quienes describen como “buenas personas que se quitan la playera (camiseta) para dártela”. Dupre se desempeñaba como mecánico en el departamento de Olancho, en Honduras, cuando su esposa abandonó la familia y dejó a sus hijos, quienes ahora secundan el deseo de su padre de llegar a EE. UU. a cambiar su vida. En la ruta los acompaña Andrés Armando, de 27 años y de oficio soldador, a quien le encanta también el fútbol, por lo que ahora sigue su travesía pendiente de los encuentros.

Su deseo es que le paguen en dólares para mandárselos a su madre de 67 años, quien se quedó en Honduras. “Allá lo que se gana en un día son 100 o 150 lempiras (entre 4 y 6 dólares)”, lamenta sobre la situación en Honduras. “Se ganan menos de 1.000 lempiras (cerca de 40 dólares) en dos semanas y se acaban pagando la canasta básica, en comidas”, añade. Con estos adultos, también viaja Josué, un adolescente de 16 años de edad, que juega fútbol con los niños.

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Le vamos a Messi porque Argentina va ganando, nos emocionamos con el mundial y de vez en cuando que nos quedamos ahí en una esquina o banqueta nos echamos un partidito”, narra mientras toma un descanso en las calles de Juchitán.

Pero detrás de estos juegos está la realidad de los hijos de Dupre José, quienes desde hace un año dejaron de estudiar y truncaron momentáneamente su educación en el primer y tercer grado de primaria para seguir el camino del padre.

Como ellos, miles de migrantes se encuentran aún en tránsito por el Istmo de Tehuantepec, en el sureste de México, desde que el Instituto Nacional de Migración (INM) instaló el 5 de agosto pasado un centro de regularización en el municipio de San Pedro Tapanatepec, en Oaxaca.

Durante octubre y noviembre pasados más de 12.000 migrantes se concentraron en esta municipalidad colindante con Chiapas, estado fronterizo con Guatemala, para buscar un documento migratorio.