El Gobierno francés aceleró este sábado 20 de enero su intento de evitar que la protesta de los agricultores se extienda y se politice, o pueda degenerar en un movimiento similar al de los "chalecos amarillos".

Con tractores bloqueando desde el jueves una autopista y dos carreteras nacionales en el sur, y con la oposición de ultraderecha intentando enarbolar la antorcha del descontento (como ha ocurrido en Alemania), el Ejecutivo busca apagar el incendio antes de que se extienda.

El primer ministro, Gabriel Attal, debatió con un agricultor durante una reunión con 150 ciudadanos en el departamento de Ródano (sureste), y le recalcó que es imprescindible que "pueda vivir de su trabajo".

Attal se reunirá el lunes con el con el presidente del principal sindicato agrícola, FNSEA, Arnaud Rousseau, según anunció este último en X, en un mensaje en el que afirmó que "el hartazgo que los agricultores han expresado desde hace meses se transforma en cólera por toda Francia. Las palabras ya no bastan".

Además, el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, viajó esta tarde el departamento rural de Cher (centro), para visitar una explotación lechera y asistir después a una reunión con representantes de sindicatos agrícolas para tratar sobre todo una de las demandas del sector, la de la simplificación administrativa.

El presidente Emmanuel Macron pidió el viernes a los prefectos (delegados del Gobierno en cada departamento) que se reúnan desde este fin de semana con agricultores y ganaderos para escuchar sus reivindicaciones.

Y por ahora la policía no está actuando para poner fin a los bloqueos de carreteras.

En el lado opuesto, el presidente del ultraderechista Agrupación Nacional y favorito de las encuestas para las elecciones europeas del 9 de junio, Jordan Bardella, se apresuró a aprovechar la ocasión y programar para hoy una visita a agricultores en Gironde (suroeste).

Bardella responsabilizó de los problemas de los agricultores franceses a "la Unión Europea y al papel de Macron", con el argumento de que "hay productos agrícolas que vienen de podas partes y no respetan las normas" comunitarias.

Los agricultores franceses se han sumado a las protestas de sus colegas de otros países europeos, como Alemania, Países Bajos, Polonia o Rumanía y desde el jueves grupos de tractores bloquean la autopista A64 entre Toulouse y Tarbes, y las carreteras RN124 y RN20 ambas en el sur del país, esta última muy cerca de la frontera con Andorra y España.

"Queremos que nos escuchen. Tenemos reivindicaciones pero por ahora las cosas no se mueven. Seguiremos aquí hasta que comiencen a moverse", dijo uno de los agricultores que bloquean la autopista, al canal BFM.

El retraso en la entrega de algunas ayudas públicas, el final previsto de la subvención al gasóleo agrícola, la implantación de nuevas normas medioambientales o los precios que les imponen las industrias agroalimentarias son las principales quejas.

El objetivo del Gobierno es evitar las imágenes de los tractores bloqueando calles y carreteras como ocurre desde hace más de una semana, y que la oposición saque réditos políticos de una posible crisis.

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